Según el portal, la combinación de dificultades financieras por la larga crisis económica y la inestabilidad política serían la causa de la nueva postergación del mayor programa militar del país. El mismo día, la Marina se apresuró a difundir un breve comunicado en el que asegura que el Programa de Submarinos (Prosub) no sufre ninguna alteración en su cronograma. Agrega que no hubo ningún retraso en los pagos del Gobierno "entre los años 2012 y 2013", que el primer submarino convencional será botado en 2018 y que el nuclear lo será en 2027.
En 1979, Brasil inició el Programa Nuclear de la Marina, que le permitió
en 10 años dominar el ciclo completo de enriquecimiento de uranio a
través de centrifugadoras elaboradas autónomamente. El programa funciona
en el Centro Tecnológico de la Marina, en Aramar, a 20 kilómetros de
Sao Paulo y tiene dos vertientes: el Proyecto de Propulsión Naval para
el primer submarino nuclear, y el Proyecto del Ciclo de Combustible
Nuclear, que incluye el enriquecimiento de uranio. Por este motivo, el país fue colocado en una 'lista negra' que le
impedía importar materiales para el área nuclear, entre ellos las
supercomputadoras necesarias para monitorear el proceso. Uno de los
creadores y principales directores del programa es el vicealmirante
Othon Luiz Pinheiro da Silva, que fue "monitoreado por agentes de la
CIA" cuando el país importó bajo su orientación materiales 'prohibidos'.
Graduado en ingeniería mecánica en el MIT, Othon fue la pieza clave en
el desarrollo de una tecnología nuclear nacional, lo que le valió amplio
reconocimiento con la entrega de ocho medallas militares. Pero el
programa tenía sus detractores. En 1997, el Gobierno de Fernando
Henrique Cardoso, alineado con Washington, firmó el Tratado de No
Proliferación, lo que significó un giro de 180 grados en la política
nuclear del país. En 2008, el viejo proyecto fue reactivado cuando se descubrieron
importantes yacimientos de petróleo en el mar, la llamada 'capa
pre-sal', que imponía Brasil la vigilancia de sus 8.000 kilómetros de
litoral marítimo. También en 2008 se formuló la Estrategia Nacional de
Defensa, bajo el Gobierno de Lula, que establece como 'prioridad' la
construcción de un submarino nuclear con el objetivo de negar el uso del
mar a cualquier potencia hostil y defender las plataformas
petrolíferas.
En 1983, la Marina ya había firmado un acuerdo con Alemania por el que
se construyeron cuatro submarinos de propulsión diésel-eléctrica en
Brasil. El descubrimiento de petróleo en la plataforma marítima aceleró
los panes de construir submarinos y en 2009 se firmaron acuerdos con
Francia para construir un astillero, una base de operaciones, cuatro
submarinos Scorpene y uno nuclear con transferencia de tecnología. El cronograma inicial preveía que el primer sumergible nuclear estaría
listo en 2011, por lo cual el retraso es ya de seis años, aunque
seguramente sea mayor si no llega a ser definitivamente aplazado. El proyecto comenzó con buen pie, pero pronto aparecieron dificultades.
El primer obstáculo provino de Estados Unidos. Desde 2009, según los
cables revelados por WikiLeaks, la Embajada de EEUU en Brasil mostró su
oposición al submarino nuclear al que el embajador Clifford Sobel
calificaba como "elefante blanco políticamente popular" y adelantaba el
surgimiento de "agujeros negros" de carácter financiero.
El segundo problema consiste en la crisis política brasileña comenzada
luego de 2014 con la operación Lava-Jato contra la corrupción. En apenas
dos años, la justicia desbarató los planes estratégicos de Brasil,
encarcelando a la plana mayor de Odebrecht, con lo que la empresa entró
en bancarrota, y al vicealmirante Othon, presidente de Eletronuclear,
con lo que asestó un golpe moral a la Marina. Othon recibió la mayor pena entre los 144 condenados por Lava-Jato; de
43 años, acusado de corrupción, lavado de dinero y evasión de divisas.
Era la principal referencia del Programa Nuclear y, según las palabras
del juez que lo condenó, tenía gran influencia en más de una generación
de ingenieros y oficiales de la Marina. El tercer problema es la falta de recursos por la crisis económica que
vive el país, que está desmantelando el aparato productivo. Apenas un
ejemplo: la pujante industria naval se vino abajo. De los 40 astilleros
existentes, 12 están parados y el resto trabajan muy por debajo de su
capacidad, al punto que el sector despidió a 50.000 trabajadores, la
mitad de los empleados, y tiene deudas millonarias que no puede pagar.
Algunos analistas, como Sergio Rezende, ministro de Ciencia y Tecnología
bajo el Gobierno de Lula entre 2005 y 2010, sostiene que "está todo
paralizado" en relación a proyectos estratégicos tales como el programa
de submarinos y los de la Fuerza Aérea. Opina que tanto la Marina como
la Aeronáutica están cerca de reaccionar contra el Gobierno de Michel
Temer si no se liberan fondos para esos proyectos que los militares
consideran vitales para la defensa. Rezende considera que las personas que están al frente de la Operación
Lava Jato no tienen idea de lo que es importante para Brasil, porque
"combatir la corrupción es muy importante, pero ¿acabar con una
empresa?", se pregunta en relación a Odebrecht, que estaba al frente de
todo el programa de submarinos. Criticó la entrega de papeles sensibles
de Odebrecht al departamento de Justicia de EEUU. "¿Cuándo los EEUU entregarían una empresa importante para ellos a otro
país?", se pregunta Rezende.
"Una de las razones por las cuales el PIB no crece es porque las grandes empresas están paralizadas. Con la excusa de combatir la corrupción están aniquilando el sistema empresarial brasileño", concluye el exministro. En ese sentido, el contralmirante Flavio Augusto Viana Rocha, director del Centro de Información de la Marina, dijo que el diseño del submarino de propulsión nuclear fue terminado hace tres años, pero los atrasos en otras estructuras del proyecto y la pérdida del 50% del efectivo de Odebrecht "deja incertidumbres en la expectativa de conclusión" del proyecto. El primer submarino convencional, bautizado Riachuelo, será botado en julio de 2018, con tres años de retraso si todo marcha bien. El submarino nuclear enfrenta aún más dificultades. El reactor está aún en fase embrionaria. Por sus dimensiones, Brasil debería tener en activo por lo menos 30 submarinos, pero sólo tiene cinco convencionales. Y está a punto de perder la posibilidad de tener el primero nuclear, una pieza clave para la defensa de su petróleo. (Jesús.R.G.)
"Una de las razones por las cuales el PIB no crece es porque las grandes empresas están paralizadas. Con la excusa de combatir la corrupción están aniquilando el sistema empresarial brasileño", concluye el exministro. En ese sentido, el contralmirante Flavio Augusto Viana Rocha, director del Centro de Información de la Marina, dijo que el diseño del submarino de propulsión nuclear fue terminado hace tres años, pero los atrasos en otras estructuras del proyecto y la pérdida del 50% del efectivo de Odebrecht "deja incertidumbres en la expectativa de conclusión" del proyecto. El primer submarino convencional, bautizado Riachuelo, será botado en julio de 2018, con tres años de retraso si todo marcha bien. El submarino nuclear enfrenta aún más dificultades. El reactor está aún en fase embrionaria. Por sus dimensiones, Brasil debería tener en activo por lo menos 30 submarinos, pero sólo tiene cinco convencionales. Y está a punto de perder la posibilidad de tener el primero nuclear, una pieza clave para la defensa de su petróleo. (Jesús.R.G.)
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