Después de que el jueves Alexánder Borodái, primer ministro de la
autoproclamada república popular de Donetsk, reconociera por primera vez
que en las filas de los separatistas combaten ciudadanos rusos, ayer
las autoridades ucranianas pudieron constatar un nuevo caso de intento
de penetración ilegal de hombres y armamento a través de la frontera con
Rusia. Según el ministro ucraniano de Exteriores, Andréi Deshitsa, en
la noche del jueves al viernes fueron detenidos cinco individuos armados
cuando trataban de cruzar la frontera por el paso de Nadezhda-Dubrovka
(región de Donetsk) desde el lado ruso. Los guardafronteras ucranianos
lograron interceptarlos y requisarles las armas que transportaban en dos
furgonetas Gazel. La lista de armamento decomisado difundida por la Cancillería ucraniana
incluye 27 fusiles de asalto, 2 pistolas, 4 ametralladoras de trípode, 5
morteros Muja-5, escopetas de francotirador, 197 granadas de mano, 74
cajas de munición y dos mirillas para unidades de defensa antiaérea. Con motivo del hallazgo, Deshitsa envió ayer una nota de protesta a su
homólogo ruso, Serguéi Lavrov, condenado la «inacción» de los
guardafronteras rusos e instando a tomar las medidas necesarias para
evitar que situaciones similares se vuelvan a repetir.
El jefe de la diplomacia ucraniana reprocha también al Kremlin el uso, el pasado día 28, de drones enviados desde territorio ruso para filmar los movimientos del Ejército ucraniano. El pasado 24 de mayo de madrugada, a través del mismo paso fronterizo, entraron en Ucrania 5 camiones y 2 vehículos ligeros con hombres armados a bordo. Tres días después se produjo un intento similar en la región de Lugansk, pero fue en parte repelido por las fuerzas ucranianas. Moscú ha venido negando en todo momento tener nada que ver con estas incursiones, posibles solamente con la total connivencia de los guardafronteras rusos. Los servicios secretos ucranianos, el SBU, han insistido reiteradamente en que los rusos que combaten en Lugansk y Donetsk con los insurgentes son oficiales del GRU, el servicio de inteligencia militar ruso, mercenarios, antiguos guerrilleros chechenos y expresidiarios. El número exacto de combatientes llegados de Rusia se desconoce, pero se calcula que podrían ser unos cuantos miles. El presidente checheno, Ramzán Kadírov, aseguró esta semana no haber ordenado el envío de sus hombres a Ucrania, pero dijo no excluir que algunos se hayan alistado en las filas de los sublevados a título personal.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, según su portavoz,
Jen Psaki, trasladó el jueves a Lavrov su preocupación por la
infiltración de combatientes a través de la frontera con Rusia. El
miércoles, también el Gobierno alemán pidió al presidente Vladímir Putin
que tome medidas para que los separatistas dejen de recibir armas a
través de la frontera. Por otro lado, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen,
confirmó ayer en Vilna (Lituania) la retirada parcial de las unidades
del Ejército ruso que se encontraban desplegadas junto a la frontera con
Ucrania. «Hemos detectado señales, por lo menos, de retirada parcial.
Según nuestros datos, cerca de dos tercios de las tropas rusas han sido
replegadas o lo están siendo en estos momentos», declaró Rasmussen,
quien anunció además una reunión para el lunes del Consejo OTAN-Rusia
para hablar de Ucrania.
Ofensiva sostenida
El ministro de Defensa ucraniano, Mijaíl Koval, anunció que, pese a los
llamamientos de Moscú al cese de la operación militar contra la milicia
separatista en Donetsk y Lugansk, ésta continuará hasta que se normalice
la situación. «Vamos a seguir actuando hasta que en esas regiones se
comience a vivir y trabajar con normalidad», manifestó Koval en una
rueda de prensa. Según sus palabras, «estamos haciendo todo lo posible
para impedir que la gangrena de la desestabilización se extienda a otras
regiones». El ministro afirmó que «nuestras fuerzas armadas han
limpiado completamente de separatistas el sur y una parte del este de la
región de Donetsk y el norte de la región de Lugansk». Koval señaló que
desde el comienzo de la actividad armada contra los insurgentes, el 13
de abril, en combate han muerto solamente 20 militares ucranianos.
El Comité de Instrucción ruso abrió ayer una causa penal contra Ucrania
por violar la Convención de Ginebra en lo que se refiere al empleo de
tropas contra la población civil. Así lo dio a conocer su portavoz,
Vladímir Markin, quien sostiene que las tropas ucranianas «mataron
intencionadamente a civiles pacíficos con artillería y aviación (.)
destruyeron además infraestructuras vitales, incluyendo hospitales». Mientras, los rebeldes secuestraban a otros cuatro observadores de la
OSCE, elevando así a ocho los que mantienen retenidos. Con el primer
grupo se perdió el contacto el 26 de mayo. La comunidad internacional ha
denunciando repetidamente tales prácticas, pero los separatistas
defienden que su intención es solo comprobar si no son espías al
servicio de Kiev. (J.R.G.)
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