EEUU estudia 5 alternativas para sustituir a sus Bradley.



El Ejército estadounidense está planeando el desarrollo de un nuevo vehículo de combate terrestre (GCV, por sus siglas en inglés) para emplearlo también como transporte de tropas en el campo de batalla. El nuevo sistema sustituiría a la actual flota de vehículos de combate de infantería (IFV, en inglés) Bradley con los que operan las brigadas blindadas de combate. La Oficina de Presupuestos del Congreso estima que el programa tendría un coste de 29.000 millones de dólares (más de 22.300 millones de euros al cambio actual) entre los años 2014 a 2030. En el informe que publicó la semana pasada sobre este programa también incluye cuatro opciones alternativas, menos costosas y arriesgadas en cuanto a posibles retrasos y aumento de costos–, aunque ninguna alcanza todos los objetivos para el Ejército que cumplirían los GCV. Algunas de las características de estas opciones sí ofrecen ventajas para el Ejército sobre los GCV. Los nuevos GCV compondrían una flota de vehículos superiores a los actuales IFV Bradley en cuatro aspectos básicos. 

us army

En primer lugar estarían más protegidos de las amenazas que puedan llegar desde cualquier dirección e incluso serían capaces de seguir operando después de un ataque; además resultarían más eficaces empleados como armas contra fuerzas enemigas; tercero, contarían con mayor movilidad tanto dentro como fuera de las carreteras convencionales, y finalmente tendrían la capacidad de acoger a un pelotón completo de infantería de nueve miembros además de a sus tres tripulantes. Esta última es una característica especialmente valorada por el Ejército, que actualmente se ve obligado a dividir sus pelotones entre varios Bradley en cada uno caben siete, aparte de los tripulantes, lo que dificulta organizar y comandar a los soldados, especialmente si se encuentran bajo fuego enemigo. Las exigencias del Ejército norteamericano apuntan por una parte a un vehículo más grande y pesado para lograr una mejor protección y una mayor capacidad de tropas en su interior, pero por otro lado se necesitaría un tamaño menor para atender a una buena maniobrabilidad en entornos urbanos y reducir, de paso, su coste. El programa permite en estos puntos una cierta flexibilidad a los contratistas, aunque los diseños iniciales muestran que el GCV será probablemente mucho más grande y pesado que los actuales Bradley. 

Demasiado pesado y grande para los enfrentamientos del futuro 
Un vehículo así podrá proporcionar mayor protección contra minas y otros artefactos explosivos las amenazas más frecuentes en los recientes teatros de operaciones de Irak y Afganistán. Sin embargo, en el informe de 41 páginas de la Oficina de Presupuestos del Congreso sobre este programa se cita a varios oficiales del Ejército que consideran que los vehículos tan grandes y pesados no son los más adecuados para situaciones que ya han sido comunes en Irak y Afganistán y que probablemente lo serán más en los enfrentamientos del futuro. Para solventar inconvenientes como este, el informe analiza las mencionadas cuatro alternativas al GCV. 


La primera consistiría en la adquisición del transporte blindado de personal (APC, por sus siglas en inglés) Namer israelí, lo que supondría un ahorro de 9.000 millones de euros respecto al GCV. El Namer es un vehículo de combate de infantería pesado basado en el tanque Merkava que permitiría un cierto incremento de las tasas de supervivencia respecto al GCV, tanto para los soldados como para el propio vehículo. Este blindado también es capaz de transportar a nueve soldados, pero no tendría la capacidad letal frente al enemigo de la que dispondrían los GCV. El vehículo podría ser producido en Estados Unidos, al menos en parte, aunque siempre requeriría de la colaboración de empresas y gobiernos externos EE UU, lo que no juega a su favor. 

Vehículos de combate de infantería M2/M3 Bradley

La segunda opción es la mejora de los propios Bradley. Con ella no se lograría un sistema tan letal contra los enemigos como el nuevo GCV, pero sí permitiría previsiblemente unos similares ratios de supervivencia para el vehículo y sus ocupantes, y además costaría en torno a 9.000 millones de dólares (7.000 millones de euros) menos que lo previsto para el programa GCV. La mayor desventaja es que los Bradley modernizados seguirían sin poder transportar más de siete pasajeros y además no dispondrían con la movilidad del GCV. 


La tercera alternativa contemplada por el departamento de presupuestos del Congreso es la compra del IFV Puma alemán. El principal inconveniente en este caso es que el blindado germano únicamente es capaz de acoger a seis pasajeros, por lo que el Pentágono necesitaría comprar cinco unidades por cada cuatro de los antiguos Bradley para mantener la capacidad actual. Pero otras características del Puma son similares o incluso mejores que las del GCV. Por ejemplo, resulta el más letal de todos los vehículos evaluados, incluidos los GCV; sus capacidades de protección de los soldados y de supervivencia del vehículo son algo mayores que las del GCV, y contaría con una movilidad casi tan buena como la de este. Además, su elección supondría un ahorro de unos 14.000 millones de dólares (11.000 millones de euros). Por otra parte, como en el caso del Namer, la adquisición del Puma supondría a EE UU la colaboración con empresas y gobiernos extranjeros. 

Finalmente se podrían mantener los actuales Bradley en lugar de reemplazarlo por nuevos vehículos, lo que comportaría un ahorro de 24.000 millones de dólares (18.500 millones de euros) en relación al programa del GCV. En ese caso se necesitaría reacondicionarlos para permitir que la actual flota siguiese en servicio hasta el año 2030. (J.R.G.)


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