El ejército ucraniano montó puntos de control alrededor de Luhansk y otras ciudades del este. Aunque el presidente de Rusia, Vladimir Putin,
aceptó de buena gana tanto el referendo como la anexión de Crimea, su
respuesta a los deseos de la población prorrusa de las provincias
ucranianas de Donetsk y Luhansk ha sido cautelosa, cuando menos. La anexión de la península tuvo un efecto más impactante por la rapidez
con la que ocurrió que por sí misma, considerando los antecedentes
históricos y el espinoso legado de la era soviética: el hecho que en el
pasado Crimea fue rusa y esto haya sido "la recuperación de un
territorio", como argumenta el Kremlin. Pero en este juego de ajedrez entre Rusia y Occidente siempre hay fichas
por mover y estrategias impredecibles, particularmente en el caso de
Putin, quien ya ha reaccionado de manera variable a lo largo de la
crisis en Ucrania.
CUESTIÓN DE ILEGITIMIDAD
Andrew Kuchins, director del Programa de Rusia y Eurasia del Centro de
Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, explicó a BBC
Mundo que "está muy claro que los referendos en Donetsk y Luhansk fueron
muy difíciles de justificar como legítimos, incluso para los estándares
de Putin", comparados con el de Crimea. "Me parece que él ya había decidido que el apoyo en el terreno en esas
provincias para unirse a la Federación Rusa fue considerablemente menor
de lo que habría querido y lo era cuando el jueves pasado pidió que
postergaran los referendos", agregó. Tanto el gobierno interino de Kiev como Estados Unidos y la Unión
Europea consideran los referendos en Donetsk y Luhansk como ilegítimos,
pero igualmente, tanto los prorrusos de Ucrania como Rusia no reconocen
al gobierno surgido del derrocamiento del mandatario ucraniano Víktor
Yanúkovich, abiertamente prorruso. Una manifestación del discurso más moderado de Putin fue su sugerencia
de posponer los referendos para crear las condiciones necesarias para el
diálogo, aunque no parezca haber intención de ninguna de las partes en
Ucrania para dialogar.
Incluso, el mandatario ruso llegó a decir que las elecciones presidenciales en Ucrania eran la ruta a seguir. Jeff Sahadeo, profesor del Instituto de Estudios Europeos, Rusos y
Euroasiáticos de Ottawa, Canadá, comentó a BBC Mundo que "los rusos
quieren asegurarse de mantener un control sobre Ucrania, pero realmente
no saben cuál es su objetivo final". "Cuanto más hablen, es mejor que una solución violenta que Putin no
desea, pero al mismo tiempo se da cuenta que no existe ahora una base
para un diálogo constructivo, aunque eso le viene bien, porque quiere
mantener la situación inestable hasta que se vislumbre una solución,
quizás la federalización". Por otro lado, Sahadeo cree que "Putin desconfía de algunos de los
dirigentes de los separatistas, pero también sabe que si cumple sus
deseos de anexar estas áreas a Rusia, corre el riesgo de consecuencias
muy graves por parte de Occidente". Kuchins no duda en afirmar que "si hubiera un clamor para unirse a Rusia
y Putin sintiera que el gobierno de Kiev lo acepte con poca oposición,
habría actuado como lo hizo en Crimea".
ESTADO FALLIDO
El papel de la negociación y la diplomacia será un elemento clave en el
futuro, según indica Kuchins. "Putin es un táctico brillante y un
estudioso de la correlación de fuerzas en el terreno; sus metas cambian
según la situación". Sin embargo, el primer ministro interino ucraniano, Arseniy Yatsenyuk,
dijo este martes a la BBC que Rusia desea convertir a Ucrania en un
estado fallido "pero no lo va a conseguir". "Putin estaría contento si Ucrania se convirtiera en un estado fallido,
pero creo que desea un resultado en el que la soberanía ucraniana sea
limitada y que los rusos seguirán usando el argumento de que el gobierno
de Kiev es ilegítimo después de las elecciones del 25 de mayo", señala
Kuchins.
"Pero al final lo que querrá es una Ucrania que por lo menos acepte un estatus neutral". indica. "Puede que Putin haya hecho una pausa, pero ciertamente las actividades
de sus fuerzas no han parado y él continuará presionando de alguna
manera para lograr el objetivo mínimo de una Ucrania con alguna
privación de opciones de política exterior, como no unirse a la OTAN",
concluye Kuchins. "No hay una solución fácil a esta crisis", opina Sahadeo. Algunos
observadores señalan que lo mejor sería una especie de gobierno legítimo
reconocido tanto por Occidente como por Oriente, aunque acotan que para
las elecciones del 25 de mayo los únicos candidatos son
prooccidentales, lo que aumenta la incertidumbre. "Creo que debería haber elecciones integrales desde el nivel local y
parlamentario y un gobierno de unidad nacional", agrega Sahadeo. "La federalización sería una solución, al menos una descentralización
pacífica aislaría a los separatistas más radicales e incluiría a gente
del este que, aunque desconfían del actual gobierno en Kiev, se sienten
parte de Ucrania".
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