nEUROn
Debajo de un inmenso domo algo opaco y en medio de fuertes medidas de
seguridad, los visitantes al Salón Internacional de la Aeronáutica en
Paris observan un objeto con una forma extraña. Es un avión negro mate, casi sin rasgos particulares. Hace su primera
aparición en público. Y sus fabricantes no están muy interesados en
revelar sus características más avanzadas.
Pero este objeto -que tiene el extraño nombre de nEUROn- puede ser el futuro del combate aéreo.
Cuando un jet como el Rafale o el Sukhoi SU-35 atraviesa el cielo en la
exhibición, las multitudes quedan sorprendidas ante la habilidad y la
audacia del piloto. Desde la Primera Guerra Mundial, cuando máquinas formidables como el
Barón Rojo Manfred von Richthofen patrullaban los cielos, el piloto de
caza ha tenido un lugar especial en la imaginación de la gente. Pero ese estatus está ahora amenazado, porque la próxima generación de
aviones de combate puede prescindir del piloto por completo. Los aviones no tripulados, más conocidos como drones, no son nada
nuevos, ya que su controvertido uso en Afganistán y Pakistán ha sido
motivo de numerosos debates y comentarios. Pero la industria no para de crecer y cada vez son más las innovaciones
que se ven en eventos como el Salón Internacional de la Aeronáutica en
Paris.
LLEGA EL COMBATE DRONE
Taranis
Los drones, por supuesto, tienen limitaciones: son vulnerables a ser
derribados en cuestión de segundos al entrar a cualquier espacio
equipado con defensas antiaéreas. Se cree que una forma de hacer los drones más poderosos es el desarrollo
de máquinas mucho más grandes, aviones de combate a escala completa
capaces de volar largas distancias a gran velocidad.
Ya se han construido una serie de “superdrones“ experimentales. Entre
ellos se encuentran el X-47 de Northrop Grumman y el Taranis, de la
contratista militar británica BAE Systems. Y luego está el nEUROn, con su aspecto espeluznante, que está siendo desarrollado por un consorcio europeo.
La francesa Dassault es el contratista principal en el consorcio, de
seis naciones, en el que también contribuyen empresas de defensa de
Grecia, Italia, España, Suecia y Suiza. El nEUROn, que realizó su primer vuelo al final del año pasado, es una
bestia fea. Su aspecto, similar al de un murciélago, es parecido al del
Lockheed Martin F117 Nighthawk, más conocido como el Stealth Fighter, y
en efecto fue construido utilizando tecnologías de aviones furtivos
(invisibles).
X-47
“¡Es uno grande!”, dice Eric Trappier, presidente ejecutivo de la firma
francesa Dassault Aviation. “Es del tamaño de un avión de combate, con
una bodega de bombas”. El avión ya ha hecho pruebas de radar para evaluar sus capacidades
furtivas, pero es poco probable que un modelo en pleno funcionamiento
esté listo hasta finales de la década. Trappier cree que los aviones no tripulados tendrán un rol importante en
los futuros conflictos, con flotas de drones dirigidos por
controladores en tierra o desde aviones tripulados volando detrás de
ellos. “En algunas regiones hay misiones muy peligrosas, y el uso de vehículos no tripulados podría ser de gran utilidad”. ¿Podrán los drones hacer un mejor trabajo que uno piloteado por una
persona en lugar de una computadora? “Sí, en algunos tipos de misión
podría ser mejor. En algunos otros realmente se necesita tener el piloto
en el circuito, así que creo que el vehículo tripulado permanecerá”.
GRAVES ERRORES
Los fabricantes, no obstante, no van a poder desarrollar los drones sin oposición. El uso de aviones no tripulados se ha enfrentado a críticas
generalizadas, en gran parte debido a la forma en que han sido empleados
por la CIA, fuera de los límites del conflicto convencional. Pero también ha habido preocupaciones de que los operadores de aviones
no tripulados están demasiado lejos del campo de batalla para comprender
la gravedad de lo que hacen y pueden cometer errores.
Sin embargo, según Trappier, el debate no es si los drones deben usarse,
sino la forma en que deben funcionar. “Es una cuestión de quién es el
responsable y quién está al mando. Usted necesita saber lo que está
haciendo en la misión. Sea un humano o no, tiene que estar al tanto de
lo que hace”. Trappier dice que muchas de las críticas en EE.UU. no son sobre el uso
de aviones no tripulado como tal, sino sobre cómo se han utilizado por
la CIA, el Pentágono o las fuerzas armadas. “Hay que operar los drones como si se estuviera manejando un vehículo tripulado”, dice. Eso está muy bien en teoría, pero ¿es el caso en la práctica? Dada la
inmensa cantidad de dinero que se invierte en esta industria,
probablemente en pocos años podremos averiguarlo.
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