La congelación de convocatorias reduce el número de militares.

Colas para alistarse en el ejército en Córdoba en marzo del pasado año.
Colas para alistarse en el ejército en Córdoba en marzo del pasado año. 

Un 11%. Entre 2010 y 2012 el personal de tropa ha pasado de 1.474 a 1.306. No hubo nuevas entradas el año pasado y tampoco hay previsión para este.
 
El peso del contingente militar en la provincia de Burgos empieza a notar la paralización de convocatorias para el acceso a la condición de militar de tropa y marinería que el Ministerio de Defensa empezó a aplicar el año pasado dentro de la política general de reducción de gastos que afecta al conjunto de las administraciones. Frente al salto cuantitativo que supuso la generosa apertura de plazas vacantes en los años anteriores al estallido de la crisis, y que permitió casi duplicar el número de efectivos entre 2005 y 2010, en los últimos dos ejercicios la estadística ha corregido su curva a la baja y tanto en 2011 como en 2012 la estadística oficial de Defensa refleja una caída en el contingente de soldados que prestan servicio en el territorio burgalés. En solo dos años el personal de tropa del Ejército de Tierra (con diferencia, el más numeroso) ha pasado de 1.474 a 1.306, lo que supone una caída del 11,39%. La principal reducción llegó en 2011, con más de 100 efectivos, mientras que en el pasado ejercicio la caída se amortiguó con otros 53. A los componentes de Tierra habría que sumar otros 44 del Ejército del Aire, con destino en la base de Espinosa de los Montero.

Hablamos siempre de la estadística de personal militar de complemento, tropa y marinería que publica el Ministerio de Defensa en su página web y en la que no se incluyen oficiales y suboficiales. En cualquier caso, el número de estos últimos es muy limitado y desde luego muy inferior al de los soldados, que junto a los cabos, suponen el grueso principal del ejército español en la provincia de Burgos. De los 1.306 efectivos existentes en 2012, un total de 833 son soldados a los que hay que sumar 292 militares con el rango de cabo y 175 de cabo primero. Se completa la suma con 6 cabos mayores. El ‘tapón’ provocado por la ausencia de nuevas convocatorias de acceso a la condición de militar está detrás de este descenso, que en cualquier caso no llega todavía a los niveles de 2004 y 2005, cuando la provincia llegó a quedarse con menos de 900 efectivos. Y habrá que esperar a cómo afecta a los números de 2013 y 2014 dos factores: por un lado, la permanencia de este bloqueo en los procesos de nuevas entradas. Y por otro, los planes anunciados por el Cuartel General de Fuerzas Pesadas.

En una entrevista reciente con este periódico, el general Miguel Alcañiz Comas, comandante militar de Burgos, Soria y Cantabria anunciaba una reestructuración de las Fuerzas a corto plazo, con un horizonte de dos años, para que el actual Cuartel General orientado a la instrucción y adiestramiento de unidades pase a ocuparse también de planteamiento, preparación y conducción de operaciones, lo que supondría «asumir capacidades muy superiores», según sus palabras. A efectos prácticos, podría casi duplicar su plantilla. El descenso del número de personal de tropa en el Ejército ha sido generalizado, aunque hay lugares como Burgos donde esa bajada ha sido mayor. Las estadísticas de personal militar del Ministerio recogían que en 2010 había en el conjunto de España un total de 57.267 efectivos de tropa frente a los 54.014 de 2010. Es una reducción del 5%, menos de la mitad del descenso experimentado en Burgos (-11,3%). En la Comunidad Autónoma, solo León está por encima, que perdió más de 200 militares (-13,5%). En cambio, la cifra de soldados y cabos en Salamanca y Valladolid apenas bajó en 59 y 68 personas en esos dos años (-6 y -4,7%, respectivamente).

Promoción limitada
La Asociación de Militares de Tropa y Marinería (AMTM) denuncia que en los últimos seis meses del año pasado el Ejército prescindió de 2.500 soldados en toda España, hasta rebajar la plantilla a los 79.000 militares. El secretario general de esta asociación, José Antonio Fernández, critica que el Ministerio haya impedido promocionar y ascender a escalas superiores a gente preparada y con formación. Limitaciones que vienen marcadas, sobre todo, por la edad puesto que al cumplir los 45 años se les obliga a abandonar el servicio. Salen del Ejército y se convierten en reservistas de especial disponibilidad, con una paga de 600 euros, aunque tienen la posibilidad de compaginarlo con otro empleo.

A juicio de Fernández, toda esta situación llega después de unos años de vacas gordas donde no existió ningún tipo de planificación. «Antes de la crisis, las plantillas superaron el 120% y había barcos que tenían que dejar a la tropa en tierra porque no había sitio para todos», precisa. Lamenta la política del Ministerio que una vez suprimido el servicio militar obligatorio, ahora busca contar con un ejército de reemplazo y disponer de soldados cada 6 años. «No quieren un ejército profesional y apenas hay soldados permanentes y con contrato fijo», asevera el representante de esta asociación.

Valladolid, por delante
Con los últimos movimientos, Valladolid (con muchos cabos y cabos primero) ha adelantado por poco a Burgos en efectivos. Además, la provincia se sitúa en el puesto 16 de España en cuanto al número de militares de tropa y apenas representa un porcentaje importante de la población. Nada que ver con la imagen de mediados del siglo pasado, donde la existencia de hasta 16 cuarteles en la capital acogió a más de 5.000 militares. 

Es decir, que el 6% de los habitantes tenía vinculación con el Ejército. No es extrañar el tópico de que la Cabeza de Castilla era una ciudad de curas y militares. Hoy en día, hay muchos menos cuarteles abiertos y los efectivos se reparten entre el Diego Porcelos en la capital, donde está el cuartel general de Fuerzas Pesadas, y la base militar de Castrillo del Val. Esta última, denominada ‘Cuartel Cid Campeador’, alberga a las unidades del Regimiento de Transmisiones y el de Artillería (RACA 11).

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