China-Filipinas ¿a las puertas de la confrontación armada?.

A comienzos de abril, un barco de guerra filipino intentó arrestar a un grupo de pescadores chinos que faenaban cerca de un territorio, las islas Huangyan, que ambos países reclaman como suyo. La controversia por esta diminuta isla ubicada en el Mar de China meridional se fue agravando con el paso de las semanas dando origen al enfrentamiento más serio entre China y Filipinas en el mar en años recientes. Las islas Huangyan son un grupo de arrecifes e islotes localizado a unas 550 millas náuticas de la isla de Hainan, en el sur de China. Se conocen también como los arrecifes Scarborough, en el espacio del archipiélago de las Spratleys. Recién, Filipinas pasó a denominarlas Banco Panatag, con el objeto de hacer valer su reclamo de soberanía, eliminando las señales de presencia china.

El conflicto se remonta a los años noventa, con incidentes de cierta gravedad como los registrados en 1998 cuando 51 pescadores chinos fueron detenidos durante cerca de seis meses. En mayo de 1999, un barco pesquero chino fue embestido y hundido por un barco de guerra filipino. Según China, entre 2000 y 2011, más de treinta barcos pesqueros se vieron involucrados en incidentes con la Armada filipina. Según los especialistas, las aguas del Mar de China meridional cuentan con entre 23.000 y 30.000 toneladas de reservas de crudo y 16 billones de metros cúbicos de gas natural, las cuales representan una tercera parte de todos los recursos petroleros y de gas del gigante asiático. He ahí la razón última del litigio y la mayor dificultad para encontrar una solución diplomática que satisfaga a ambas partes.

China dice que las islas son parte integral de su territorio desde tiempos antiguos, pide a Filipinas que retire sus barcos de la zona marítima alrededor de la isla Huangyan y que no vuelva a impedir las operaciones de los pesqueros chinos o la navegación de los barcos del gobierno chino. En paralelo, Beijing anunciaba que su primera plataforma de perforación de aguas profundas entraría en funcionamiento el día 9 de mayo en las aguas del citado mar, a instancias de la CNOCC (Corporación Nacional de Petróleo Submarino de China). Cerca del 70 por ciento de reservas de petróleo y gas del Mar de China meridional se encuentra en 1,54 millones de km2 de regiones de aguas con más de 300 metros de profundidad. Algunos acusan al presidente Benigno Aquino III de utilizar esta confrontación con China para distraer a la sociedad de las dificultades internas y reactivar una popularidad en decadencia. Hasta 1997, Filipinas nunca había disputado la jurisdicción de la isla, utilizada en tiempos como campo de tiro por las tropas estadounidenses. Su reclamo se basa principalmente en la cercanía geográfica a sus costas. 

Por su parte, China niega que la distancia geográfica sea un criterio determinante para definir la soberanía territorial y que como tal no aparece recogido en la legalidad internacional vigente. Además, asegura que en los mapas oficiales filipinos de 1981, 1984 y 2006 se excluye la isla Huangyan. El límite occidental del territorio filipino está situado a 118 grados longitud Este y la isla está a 117 grados 48 minutos longitud Este. Durante la visita que realizó a EEUU a partir del 7 de mayo el ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, la primera en los últimos nueve años del más alto cargo de este departamento, solicitó de Washington su intervención para relajar la tensa situación en el Mar de China meridional. China asegura que la afirmación de que Washington no toma partido respecto a las disputas en el Mar de China meridional es insostenible a la vista de la creciente cooperación militar con Filipinas. La sucesión de maniobras militares conjuntas de EEUU con Hanoi o Manila, a las que respondió China con ejercicios navales con Rusia en aguas del Mar Amarillo, revelan la diferencia entre las palabras y los hechos, dicen en Beijing.

El anuncio de la estrategia de EEUU de regreso a Asia descansa en buena medida en la implicación de su Armada en la preservación de la libertad de navegación por las rutas del Pacífico, un argumento que alienta las reivindicaciones de los países limítrofes con China que también aspiran a beneficiarse de los recursos energéticos presentes en territorios disputados. ¿Se arriesgará China a recurrir a la fuerza armada? Por el momento, la actitud de China consiste en instar esfuerzos diplomáticos, al tiempo que envía buques de vigilancia a la zona. Subestimar la determinación de China en un momento tan delicado de su transición interna, en vísperas del XVIII congreso del Partido Comunista previsto para otoño, puede ser un error. No acostumbra a haber titubeos respecto a cuestiones relacionadas con la soberanía y el territorio. Este es un tema muy sensible en el liderazgo chino. Las más graves humillaciones sufridas por el país están relacionadas con los gravámenes territoriales. El recurso a la fuerza será la última opción, pero cabe tomarla en serio.

El comercio entre ambos estados ascendió a 27 mil millones de dólares en 2010. China es el tercer socio comercial de Manila. Cerca de 2 millones de filipinos son de ascendencia china y viven en ese país desempeñando importantes tareas en la economía y en la sociedad. El 8 de mayo, la compañía filipina Philex Petroleum Corporation anunciaba el inicio de negociaciones con la CNOOC para la explotación conjunta de un yacimiento de gas natural en el Mar de China meridional, en la concesión de Sampaguita. Esta cooperación, de confirmarse, podría calmar las tensiones y marcar el rumbo para una solución de compromiso. Pero Beijing acusa a Vietnam, Filipinas, Indonesia y Malasia de explotación ilegal de las reservas de petróleo del Mar de China meridional, lo que le priva cada día de 1,4 millones de barriles que equivalen al 30 por ciento de sus importaciones diarias. Razón suficiente para no bajar la guardia.

Fuente: http://www.ateneadigital.es/

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