Chile dispone de 4.000 millones de dólares para comprar armas.


Es el país que más ha gastado en armamento en la región en los últimos 5 años, sólo seguido de cerca por Venezuela. Chile dispone de 4.000 millones de dólares de ahorros por la venta de cobre para comprar armas, lo que se suma a los 7.506 millones gastados desde 1990, con lo que sus Fuerzas Armadas ya son superiores tecnológicamente a las de Perú, Bolivia y Argentina, según expertos, que destacaron la resistencia social y política interna a ese nivel de compras.

«Por ejemplo, la Armada chilena es hoy 2,5 veces la Armada peruana y tenemos 44 cazabombarderos F-16, poco menos que Polonia, cuya amenaza es Rusia», señaló el experto Eduardo Santos, citado por la agencia DPA.

Para Santos, el exceso de compras bélicas fue la forma en que los gobiernos de la hoy opositora centroizquierdista. Concertación pagaron entre 1990 y 2010 el que los militares cedieran el poder.

«Hubo una especie de síndrome de Estocolmo, la civilidad compró el pensamiento militar y no se postuló otra estrategia de defensa para evitar problemas», subrayó.

Sobre lo mismo, el analista de origen armenio Armen Kouyoumdjian sostuvo que nunca entendió que Chile gastara miles de millones de dólares en armas que jamás va a desplegar en una guerra.

«¿Ha reclamado alguna vez Argentina por el armamentismo chileno? No, porque saben que no vamos a atacar a nadie, que somos coleccionistas de armas», coincidió Santos.

Ambos expertos además señalaron que la excesiva compra de armas, financiada con las ventas estatales de cobre, está generando un alto costo en mantención y críticas sociales.

En ese marco, ambos asesores observaron la importancia del actual debate parlamentario que busca modificar la Ley Reservada del Cobre, norma que fija lo que reciben directamente las Fuerzas Armadas para financiar, entre otras cuestiones, la compra de armas.

Para Santos, miembro de la opositora Democracia Cristiana, Chile debe favorecer el financiamiento de costos operacionales asociados al uso de sus armas, la adquisición de multiplicadores de la fuerza, como sistemas integrados de comando, y la incorporación de equipos duales.

Es decir, que puedan ser utilizados en operaciones civiles y bélicas, como buques anfibios, helicópteros o aviones para combatir incendios forestales. «De hecho, se está negociando la compra del buque anfibio francés Foudre», revelaron.

A ello se suman gestiones de compra de otros equipos con empresas de Israel, Estados Unidos y Noruega, países visitados por autoridades chilenas, incluido el ministro de Defensa, Andrés Allamand.

Kouyoumdjian agregó en esa lógica la importancia de adquirir un sistema antiaéreo y lograr un uso más eficiente de los recursos. Ambos analistas, finalmente, remarcaron la necesidad de apostar a una política de mayor integración con los países limítrofes, el llamado «soft power».

En especial, porque hay una resistencia política y social en Chile a mantener el actual nivel de compra de armas, cuando hubo más de mil protestas por demandas sociales sólo este año, caracterizado por la lucha estudiantil, del magisterio y otros sectores por el irresuelto problema del lucro y la calidad en la educación.

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