Domingo Ureña no descartaría el desarrollo de un avión de combate para la OTAN junto a empresas estadounidenses.


En el transcurso del Foro OTAN de Industria 2014, celebrado en Croacia a mediados de mes, el vicepresidente ejecutivo de Military Aircraft en la División Airbus Defence and Space defendió la viabilidad de un avión de combate desarrollado junto a las empresas estadounidenses. Domingo Ureña planteó la necesidad de la colaboración en el área industrial y, tras ser preguntado sobre la cuestión, se mostró abierto a trabajar junto a empresas como Boeing o Lockheed Martin en el desarrollo de un nuevo avión de combate. Aunque se trate de habituales competidores en el mercado mundial, precisamente las empresas de defensa con presencia global saben bien como cooperar en el mercado internacional dado el componente multinacional de gran número de programas de defensa. 

Airbus es uno de los socios del consorcio Eurofighter responsable del avión de combate Typhoon, que en el mercado europeo coincide con los aviones Rafale de Dassault y Gripen de Saab y con el F-35 de Lockheed Martin y el F/A-18 Super Hornet de Boeing en la mayoría de concursos internacionales. Si bien la colaboración con Lockheed Martin se antoja complicada precisamente porque el F-35 está copando buen número de concursos internacionales incluso en Europa (donde ya ha sido elegido por Reino Unido, Italia, Holanda o Noruega), con Boeing sería más viable. El gigante aeronáutico estadounidense, que actualmente apuesta por el F/A-18 Super Hornet, anunció recientemente que en un futuro no muy lejano podría dejar de fabricar aviones de combate. El mercado de aviones de combate potencial en Europa es limitado por lo que igual que sucede ahora con el F-35, el grueso del mercado estaría en los Estados Unidos, siendo la colaboración sugerida una forma de entrar en ese mercado. Sería una apuesta parecida a la que realizó la británica BAE Systems entrando como primer socio de Lockheed Martin en el F-35. 



Aunque parezca muy pronto aún, la USAF tiene en marcha ya el desarrollo conceptual de un futuro avión de sexta generación que llegaría después del F-35 que ahora se está desplegando. Sin embargo en el mercado europeo, existe posibilidad en el futuro para un nuevo avión de combate al menos en tres países que no se han integrado en el F-35 como son Alemania, Francia y España. El desarrollo de un avión de combate es un proceso que toma muchos años, en torno a 20 hasta que entra en servicio, sirva de ejemplo el caso del Typhoon que lleva más de 30 de desarrollo. Precisamente, algunos de los aviones antes mencionados están alcanzando el final de su vida comercial si no consiguen nuevas ventas. Es por ello que el anuncio de Ureña podría ir en este sentido, en el de sentar las bases de una posible colaboración trasatlántica de cara al desarrollo de un nuevo avión de sexta generación. 

En el caso de Boeing, la competencia con Airbus fue significativa en el caso del avión de reabastecimiento para la USAF que se adjudicó hace pocos años y en el que la empresa europea estuvo a punto de adjudicarse si no fuera por el trato de favor que recibió Boeing. Ureña defendió la colaboración dentro de la OTAN entre los socios, argumentando que el desarrollo de un avión de combate para los países miembros tendría sentido como forma de racionalizar los esfuerzos financieros. Sin embargo la coordinación de requerimientos nacionales y la compatibilización de las aspiraciones de cada industria aeronáutica local se han mostrado siempre compleja, baste citar el ejemplo del Typhoon. La idea del avión multinacional queda aún lejana pero el directivo defendió la colaboración trasatlántica en áreas como la ciberseguridad o la defensa de la propiedad intelectual de las empresas. (Jesús.R.G.)


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