Japón y la EDA se postulan como candidatos a quedarse con los Mistral rusos.


Después de que el pasado fin de semana comenzara la tercera fase de sanciones europeas contra Rusia, el contrato de los Mistral sigue en el punto de mira pese a que las nuevas medidas no implican la suspensión del acuerdo. En este contexto ha cobrado especial relevancia la opción de que la Unión Europea (a través de la Agencia Europea de Defensa (EDA)) o Japón, sean los candidatos a comprar estos dos buques para evitar su entrega a las autoridades rusas y hacerse cargo de la penalización que correría a cuenta de París. Francia ya podría estar pensando sobre todo en la primera opción, en la que la EDA sería la plataforma para conseguir que los dos Mistral, el “Vladivostok” y el “Sebastopol”, pasasen a ser parte de la infraestructura militar de la UE, cuando faltan escasos meses para que se haga efectiva la entrega del primer navío. Según recoge Edouard Tétreau, representante en París del think thank European Council on Foreign Relations (ECFR), sería Bruselas la encargada de cumplir con las penalizaciones económicas que acarrearía el incumplimiento de este contrato. 

En el caso de que se formalizase esta variable, que pasaría como siempre por un sí de Berlín, el primer buque se destinaría a instalaciones compartidas por Holanda y Bélgica, mientras que una segunda unidad pondría rumbo al mar Mediterráneo. Pero es Tokio el actor que podría sorprender en este polémico capítulo de la crisis ucraniana, emergiendo como un más que probable comprador de los dos buques de guerra. Esta alternativa sería un arma de doble filo para Japón, que según precisaba el analista Michael Auslin la semana pasada para el diario The Wall Strett Journal, solucionaría un asunto de especial controversia para todo el bloque occidental e incorporaría dos navíos que supondrían un salto cualitativo para las Fuerzas de Autodefensa de Japón en el actual contexto de rearme en Asia-Pacífico auspiciado por la nueva política expansionista de Pekín. El propio ministro de Defensa del país, Itsunori Onodera, ya mostró su “fuerte preocupación” ante el gobierno galo la pasada semana ante la posibilidad de entregar estos dos buques a Rusia en un momento de tensión como el actual, tras una reunión que mantuvo en Tokio con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, para la firma de un memorándum de entendimiento (MoU) entre ambos países para el desarrollo de armamento. 

Desde el gobierno ruso no se ha hecho gala de ningún gesto de preocupación sobre la posible paralización de este contrato valorado en más de 1.000 millones de euros. El viceprimer ministro, Dmitri Rogozin, explicaba la pasada semana nada más conocerse la confirmación de las nuevas sanciones, que Rusia construiría ella misma en sus astilleros si así fuese necesario, según la agencia de noticias ITAR-TASS. El funcionario ruso hizo alusión a la enorme crisis que supondría para los astilleros franceses la penalización que conllevaría una hipotética suspensión. Todas las opciones asegurarían el cambio de perspectiva respecto al posicionamiento en torneo a una mayor postura de fuerza contra Moscú desde Europa, sobre todo después del derribo del MH17 el pasado mes de julio. El cumplimiento del contrato de los Mistral sigue causando revuelo en Bruselas y Washington, que ven en la cancelación de este acuerdo el símbolo de la ejecución de una sanción ejemplar contra la actitud de Moscú ante la crisis ucraniana. (Jesús.R.G.)


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