Occidente negocia con Irán mucho más que un programa nuclear.


Occidente no solo negocia con Irán un acuerdo sobre su programa nuclear para antes del 20 de julio, sino que ahora considera a Teherán como un posible aliado en la región ante el avance de Al Qaeda y sus seguidores en Irak. Aunque aún no han desaparecido los temores de que Irán desarrolle armas atómicas, con las que pueda alcanzar a Israel o a Estados Unidos, se empieza a mirar de otra manera a los iraníes ante el avance del fundamentalista Estado Islámico en Irak y en Levante (EIIL), que controla algunas ciudades del norte iraquí. A pesar de esta situación, esta semana no pudo lograrse un acuerdo sobre el programa nuclear iraní luego de cinco días de negociaciones en Viena entre Teherán y el Grupo 5+1, formado por los cinco miembros del Consejo permanente de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China y Francia, más Alemania). 

Las negociaciones continuarán el próximo 2 de julio en la capital austriaca, informó Michael Mann, portavoz de la responsable de política exterior de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton. La principal diferencia es el calendario para el levantamiento de las sanciones económicas impuesto por Washington y la UE contra Teherán, y la etapa siguiente mediante la cual se le permitiría continuar con el enriquecimiento de uranio. Este tema es sumamente sensitivo parar Occidente, ya que le preocupan la ambiciones nucleares de Irán que dice que su programa busca fines pacíficos, aunque Israel y Estados Unidos creen que persigue fines militares. Fue en Viena, también, donde esta semana se reunieron el subsecretario del Departamento de Estado norteamericano, Bill Burns, y el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Yawad Zarif, con el fin de analizar una posible cooperación que frene el avance de los yihadistas en Irak, tras el retiro de las tropas estadounidenses en 2011. Si se logra un acuerdo entre Irán y Washington, será la primera vez que ambos países trabajan en un fin común tras la ruptura de relaciones diplomáticas como consecuencia de la toma de la embajada estadounidense en Teherán en 1979. 

"Hablaron de la necesidad de apoyar la inclusión (de distintas religiones) en Irak y de la necesidad de abstenerse de presionar una agenda sectaria", dijo la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki. Irak es gobernado por el presidente chiita Nuri Al Maliki, pero el país tiene una mayoría religiosa sunnita que apoyó en las últimas décadas al derrocado presidente Saddam Hussein. Ante la gravedad de la situación, Teherán pidió a Estados Unidos que bombardeé las posiciones de los fundamentalistas sunnitas, que pretenden instalar un califato entre Siria e Irak. Pero los israelíes no ven con buenos ojos este posible acercamiento entre Teherán y Washington. Incluso el ministro de Asuntos Estratégicos judío, Yuval Steinitz, dijo recientemente que para evitar que Teherán tenga la bomba atómica, Israel "hará lo que sea" necesario para impedirlo, informó el diario español El Mundo. Al ser entrevistado por un grupo de periodistas españoles, Steinitz afirmó: "Dicen que Ruhani ha cambiado la retórica en Teherán, pero eso es nada". "Lo que importan son los hechos: ese país sigue ostentando el récord de ejecuciones por pena capital, sigue financiando terroristas más que ningún otro, ese país es el único que participa de la guerra de Siria, no sólo con armamento como Rusia, sino con expertos sobre el terreno. 

Ya sabemos cómo de salvaje está siendo esa guerra y ese país, Irán, sigue buscando la bomba atómica", dijo Steinitz. Esta semana, el Reino Unido anunció que reabrirá su embajada en Teherán después de que en noviembre de 2011 centenares de estudiantes iraníes asaltaran dicha sede diplomática para protestar por la decisión de Londres de suspender todas las transacciones financieras de Irán. En un artículo editorial, el diario The Telegraph insistió en que Londres "debería haber insistido en una compensación por los daños infligidos, antes de reabrir su embajada", basándose en la Convención de Viena que otorga inmunidad a las sedes diplomáticas. "La actual conflagración en Irak demuestra cómo nosotros compartimos intereses vitales con la república islámica para detener el avance de Al Qaeda y sus aliados", señala el rotativo. Tanto en las negociaciones de Viena como en la crisis que vive Irak parece haberse iniciado una nueva etapa entre el gobierno del iraní Hasam Rohani y Occidente. Aun así, Estados Unidos teme que si presiona demasiado a Irak para que haga frente a las fuerzas yihadistas, el presidente iraquí Al Maliki se recueste en Irán, paradójicamente el país más poderoso en la región luego de la invasión de Estados Unidos a Bagdad en 2003. (J.R.G.)


Puedes seguir todas mis noticias a traves de mis paginas Twitter y Facebook              

Comentarios