Obama aumenta la presión contra Rusia aprobando más sanciones.


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La Casa Blanca anuncia la prohibición de visados a funcionarios rusos y ucranios y las bases para congelar activos y vetar negocios con particulares y empresas. Lavrov dice que los castigos no son constructivos y solo contribuyen a aumentar la tensión. La Casa Blanca ha dado este jueves un paso más en su empeño por aislar económica y políticamente a Rusia en represalia por la invasión de la península de Crimea. El Gobierno ha anunciado la prohibición de visados a altos funcionarios rusos y ucranios involucrados en la violación de la soberanía de Ucrania y la adopción de una orden ejecutiva que sienta las bases para imponer sanciones individuales a particulares y empresas. 

Las medidas se han adoptado mientras el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, continúa con sus reuniones de alto nivel en Roma para tratar de encontrar una solución diplomática al conflicto. El ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, ha respondido al nuevo movimiento estadounidense advirtiendo que las sanciones “no son constructivas y solo ayudan a aumentar la tensión”. Las sanciones individuales contemplan la congelación de activos y el veto a los ciudadanos y empresas estadounidenses de poder realizar negocios con particulares y entidades rusas “responsables de actividades que hayan contribuido a minar el proceso democrático o a debilitar las instituciones ucranias; que hayan supuesto una amenaza para la paz, la seguridad, la estabilidad, la soberanía o la integridad territorial de Ucrania; que hayan contribuido a la evasión de activos del país o tuvieran el propósito de reivindicar la autoridad gubernamental sobre alguna parte de Ucrania sin la autorización de Gobierno de Kiev”, de acuerdo con el comunicado de la Casa Blanca. 

Estos castigos también se pueden extender a “quienes hayan tenido un mayor grado de implicación en la desestabilización de Ucrania, incluida la intervención militar en Crimea”. A estas penas económicas se añade la prohibición de visados que no sólo se limita a funcionarios rusos sino que también contempla a los ucranio que hayan colaborado en la violación de la soberanía y la integridad territorial ucrania. Estas medidas se suman a las que ha venido adoptando el Gobierno estadounidense en los últimos días, que incluyen la cancelación de su participación en la cumbre del G-8 de Sochi del próximo verano, la paralización de las negociaciones sobre comercio e inversión, la cancelación de las prácticas militares conjuntas y el incremento del apoyo a la misión de vigilancia aérea de la OTAN en el Báltico y Polonia. Con este paquete de nuevas medidas, Obama quiere demostrar a su homólogo Vladimir Putin su firmeza y confianza en la efectividad de su estrategia de aislamiento a Rusia para lograr que Moscú deponga su actitud respecto de Ucrania. “Sin duda, las sanciones individuales contra un grupo concreto de altos funcionarios es lo que más presión va a poner sobre Putin”, señala a EL PAÍS, Cory Welt, director del Instituto de Estudios Europeos, Rusos y Euroasiáticos de la Universidad George Washington.

El presidente puede imponer las sanciones sin necesidad de contar con la aprobación del Congreso. No obstante, en el Capitolio, los legisladores están trabajando a contrarreloj en un nuevo menú de sanciones económicas que esperan aprobar antes de que finalice la semana. Con todo, en Washington son conscientes de que si la Unión Europea no contribuye con decisiones similares, la presión contra Rusia podría quedarse en nada. La dependencia del gas ruso, tanto por parte de Ucrania, como por la de la UE, es uno de los condicionantes más importantes que explican la tibieza de las medidas adoptadas de momento por Bruselas. En el Congreso ya se están alzando las voces para que EE UU aproveche su superávit gasístico –este año podría superar a Rusia en producción de gas- para paliar la subordinación europea. El caso ucranio sería más complicado, ya que la legislación estadounidense establece muchas trabas para poder exportar gas a países con los que no se tiene un tratado de libre comercio, pero el secretario de Energía, Ernest Moniz, se mostró el miércoles abierto a discutir una modificación de las reglas “Estoy de acuerdo con una consulta sobre el asunto, esta es una situación muy seria e importante”, señaló.

Fuente: http://www.laproximaguerra.com/

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