La India incrementa su poder defensivo.


Los medios internacionales y expertos militares acogieron con relativa tranquilidad las pruebas del misil balístico indio Agni 4, efectuadas el lunes pasado. Y ello obedece no sólo a que por sus parámetros sean inferiores a los del misil intercontinental Agni 5, ensayado en abril de 2012. Simplemente, la puja armamentista en el Océano Índico ha alcanzado dimensiones tales que las pruebas de misiles capaces de portar ojivas nucleares, ya no provocan fuertes emociones ni entre los eventuales aliados de la India, ni en sus probables adversarios. Después del exitoso lanzamiento de Agni 4 desde el polígono en la isla de Wheeler, la Organización de Desarrollo de Tecnologías Militares (Defence Research and Development Organisation) anunció que el misil en cuestión pronto será incorporado en los arsenales. O sea, las FF.AA. de la India recibirán un misil con alcance de hasta 4000 kilómetros, capaz de portar ojiva (incluyendo la nuclear) con el peso de hasta una tonelada. 

A diferencia de las reacciones observadas en abril de 2012, cuando los medios internacionales vertieron un alud de comentarios sobre los primeros ensayos del misil Agni 5, en esta ocasión todo se ha limitado a noticias cortas. Ni siquiera los medios pakistaníes han ofrecido comentarios, limitándose a reproducir las noticias de agencias de información indias. El quid del asunto, por lo visto, radica no sólo en los parámetros comparativos de ambos misiles. Aunque Agni 5 posee mayor alcance (5000 kilómetros, como mínimo), lo que significa el ingreso de la India en el club de potencias poseedoras de misiles balísticos intercontinentales, para dotar de los Agni 5 al Ejército indio, todavía se requieren varios ensayos, mientras los Agni 5 podrían ser entregados a los militares en un futuro próximo. ¿A qué se debe la falta de una violenta reacción de los medios y expertos a un aumento tan notable del poderío militar indio? Las razones podrían ser varias. Los misiles con un alcance tan agrande no pueden provocar una seria preocupación por parte de Pakistán que vigila celosamente el desarrollo de los arsenales militares indios. Para impactar cualquier objetivo en su territorio, bastarían los misiles de versiones anteriores con los que cuenta la India. 

Hablando en rigor, los ensayos de Agni 4, igual como los de Agni 5, son una señal de advertencia a otro país. Ello no obstante, de momento, China puede estar tranquila, ya que sus misiles superan a los indios por las características técnicas. Así las cosas, resulta que hasta ahora el incremento cuantitativo de los arsenales indios no ha alterado la correlación de fuerzas en el área. Pero sea como sea, el propio aumento de las capacidades militares de los probables adversarios provoca preocupación. En la situación actual, es problemático que algún país ose pasar de la rivalidad geopolítica a una confrontación militar directa. Pero en la situación en las áreas del Índico y el Pacífico se producen cambios vertiginosos que, por regla general, son de signo negativo. China incrementa su presencia económica, política y naval en la zona del Índico. Por su parte, la India impulsa la cooperación (incluida la militar) con los países del Asia Pacífico, sin exceptuar aquellos que tienen roces en las relaciones con China. Y, por último, también EEUU reclama cada vez mayor protagonismo en la gestión de los asuntos asiáticos. Tomando en consideración todos estos factores, el aumento de los arsenales difícilmente podría considerarse como algo positivo.

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