Hollande llega a Brasil junto al presidente de Dassault y el caza Rafale bajo el brazo.

 
Mañana jueves llega a Brasil en visita oficial de diez días el presidente de Francia, François Hollande, acompañado en su comitiva por el presidente de la compañía Dassault, Eric Trappier. El objetivo es claro, tratar con la presidenta Dilma Rousseff la venta del caza Rafale, uno de los finalistas del largo y controvertido proceso FX-2 para equipar con una nueva aeronave de combate a la Fuerza Aérea Brasileña (FAB). En los últimos quince años, entre avances y retrocesos, esta licitación, que comenzó como FX y ha pasado por dos presidentes –Fernando Hernique Cardoso y Luis Inácio Lula da Silva–, ha sido  postergada varias veces. Ahora, el proceso denominado FX-2, aún no ha concluído cuál de los tres finalistas será el elegido: el caza francés, el norteamericano F/A-18 Super Hornet o el sueco SAAB Gripen NG. Francia lleva años tratando de vender su avión a Brasil. Incluso fue considerado en 2009 como virtual ganador de este concurso en presencia del entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, durante un discurso del presidente Lula da Silva.
 
Posteriormente este punto fue desmentido, tras de la falta de apoyo de Francia a la candidatura de Brasil para ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ahora, las posibilidades de que el Rafale sea elegido como el principal avión de combate de la FAB aumentan por varias razones. Una es que Hollande mantiene una buena relación con la presidenta Rousseff. Otra llega tras el reciente escándalo sobre el espionaje de EE UU a sus aliados, incluido Brasil, que ha minado en cierto grado las posibilidades del F/-18 Super Hornet, un modelo que había logrado una buena posición para ser elegido. Por su parte, el Gripen de SAAB, ganador del informe de evaluación técnica final de la FAB, ofrece el desarrollo conjunto con el Gobierno brasileño para la fabricación de la nueva versión NG en el propio país suramericano, una baza importante.

Hasta 120 aviones de combate
En la visita que se inicia mañana, el alto responsable del fabricante del Rafale, Eric Trappier, tratará de asegurarse el milmillonario contrato en juego para adquirir 36 aeronaves, que podrían elevarse hasta las 120 unidades, ya que la FAB pretende renovar y estandarizar su flota de cazabombarderos con un único modelo multifuncional. En este punto resulta especialmente importante para considerar el proyecto económicamente viable su producción en Brasil por Embraer, con la pertinente transferencia de tecnología. Las misiones de combate del Rafale realizas en los recientes teatros de Afganistán, Libia y Mali han resultado muy exitosas, según el nuevo vicepresidente responsable del consorcio Rafale International, Benoît Dussaugey. Una de estas misiones, ha explicado Dussaugey, “incluyó un vuelo desde la base aérea de Saint-Dizier, en Francia, hasta Mali, lo que equivale a volar desde Porto Alegre (al sur de Brasil) hasta Boa Vista, en el estado de Roraima (región amazónica fronteriza con Venezuela y Guayana), cruzando todo el país”.

Dussaugey es el encargado de tratar con las autoridades y empresas que podrían estar involucradas en una posible producción de componentes para los hipotéticos Rafale de la Fuerza Aérea Brasileña, en el caso de que el Gobierno de Rousseff opte por este modelo, o el de su sucesor, si la presidenta decide posponer la compra, al igual que hicieron sus dos predecesores. El mayor triunfo internacional del modelo Rafale hasta el momento es el acuerdo de venta de 126 unidades a India, que producirá las aeronaves en el país con la transferencia de tecnología completa. En Brasil podría suceder algo similar, aunque el objetivo inicial es que la nacionalización sea del 50% (considerando únicamente la compra de 36 aviones). Este alto ejecutivo francés estuvo el lunes en Embraer, una de las cincuenta empresas, organizaciones y centros de investigación con las que el consorcio galo ya tiene acuerdos de colaboración previos, entre las que se incluye Omnisys, de São Bernardo do Campo, controlada por la multinacional Thales, que se encargaría de los radares. El vicepresidente del consorcio galo recuerda en este punto que Rafale “es totalmente francés, lo que permite la libre transferencia de tecnología”. Sin embargo, el sueco Gripen equipa componentes norteamericanos que, como los del F/A-18 dependen del beneplácito del Congreso de Estados Unidos para su transferencia.

Un modelo previo de transición
En los últimos meses se ha hablado de que la FAB podría verse obligada a adoptar un avión provisional, ya que su flota de cazas F-5EM modernizados debe comenzar a darse de baja en 2017. Los Mirage 2000, adquiridos de segunda mano en 2005 para mantener principalmente la defensa aérea de la capital del país –Brasilia–, tienen prevista su retirada a finales del año sin perspectiva de remplazo por la aeronave vencedora del programa FX-2. De esta forma se aumentará la carga sobre la flota de F-5EM, incluso con el aumento de 11 células adquiridas a Jordania y que actualmente está modernizando Embraer Defensa y Seguridad

Entre los modelos barajados para una aeronave de transición, se especula mucho acerca de la compra de lotes de F-16 Viper directamente del inventario de la Fuerza Aérea de EE UU. Israel también ha entrado en juego, y ofrece una versión modernizada de su Kfir (copia altamente modificada del Mirage III operado por la FAB hasta 2005), al igual que Rusia, que oferta distintas versiones de sus aeronaves Sukhoi Su-30 y Su-35.

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