El pasado 6 de febrero, el
portaaviones Príncipe de Asturias se hacía a la mar, posiblemente por
última vez, en una navegación que le llevó desde su puerto, en la Base
Naval de Rota (Cádiz), al Arsenal de Ferrol (Coruña). En este último
lugar la Empresa Nacional Bazán (hoy Navantia) lo construyó, siendo
botado en 1982 y fue desde donde salió, ya como navío de la Armada, para
ser el buque insignia de ésta, en 1988. Igualmente en esta instalación
se le dará de baja en la Lista de Buques, aproximadamente el 30 de
junio, si no se vende antes. Durante casi 25 años, el Príncipe de
Asturias ha servido a la Armada, siendo un elemento básico para mantener
y potenciar sus posibilidades de actuación aeronaval, una de las más
importantes capacidades de ésta, que llevan a considerarla una marina
militar de primera división. Con la llegada del portaaviones al Arsenal
del Ferrol el 8 de febrero para ser desarmado, se completaba una fase
previa a su baja, que había trascurrido en Rota con el desembarco de
aquel material considerado de utilidad para los otros buques surtos en
esta importante Base.
En el puerto gallego se iniciaba la 2ª
fase de su proceso previo a la baja, denominada de desarme, durante la
cual se realizará la clasificación, desmilitarización y distribución de
equipos y material, que previsiblemente concluirá en junio, nos comenta
el capitán de navío Manuel Ángel Martínez Núñez, jefe de la Sección de
Seguimiento de Ciclo de Vida de la División de Logística del Estado
Mayor de la Armada. Se decantó por el arsenal ferrolano como el lugar
idóneo para el desarme por la disponibilidad de sus muelles, la
capacidad de desmilitarización y la disminución de costes. Nada más
llegar a la Ría de Ferrol, recalaba en la Estación Naval de La Graña,
donde se le vació de combustible y retiró la munición, para después ser
remolcado a uno de los muelles que Navantia ocupa en el Arsenal militar.
En éstos se desmontarán los equipos y materiales considerados útiles
antes de proceder a subastar el barco, cuyo destino será presumiblemente
el desguace, de no enajenarse a otra nación.
Este no ha sido el único
navío que se ha dado de baja estos últimos cuatro o cinco años,
retiradas ocasionadas en varios casos, afortunadamente, por la
incorporación de nuevos navíos a la Armada. Posteriormente,
y ya debido a la crisis, se han tenido que dar de baja algunos,
principalmente por la imposibilidad económica de modernizarlos y reducir
costes de mantenimiento. En este punto, comentamos que el coste anual
de que permaneciera operativo el Príncipe de Asturias era de 30 millones
de euros. La Armada tiene y efectúa al milímetro sus eficaces
protocolos para dar de baja un navío, a fin de aprovechar hasta el
mínimo elemento que pudiera utilizarse. Igualmente, su concurso, con la
colaboración puntual de Navantia, es esencial para lograr vender los
navíos dados de baja a alguna otra nación o para supervisar que en el
desguace se cumpla la legislación medioambiental.
Una posible modernización
Los
navíos militares, y más un capital ship como es el Príncipe de
Asturias, suelen tener ciclos de vida más largos, incluso de 35 a 40
años, pero exigen una modernización de media vida. Desde hacía años este
emblemático portaaviones debía de haberla sufrido, pero, primero, las
necesidades operativas de la Armada, que no tenía recambio si una
actualización lo inmovilizaba un par de años, lo impidieron.
Posteriormente, tras la retrasada incorporación del LHD Juan Carlos I,
lo que hubiera permitido al Príncipe de Asturias entrar en dique seco,
no se pudo realizar. La principal razón de no hacerlo es el
impresionante recorte de presupuestos del Ministerio de Defensa (MD),
que tanto afecta a la Armada. Morenés, actual titular, lo resumía muy
escuetamente durante un reciente encuentro con la prensa, comentando que
en el apartado para inversiones el presupuesto del Ministerio había
disminuido de 6.000 millones de euros en 2012 a sólo 600 para 2013. Por
ello no se podía destinar un tercio, 200 millones, al Príncipe de
Asturias, que es lo que hubiera costado una mínima modernización del
navío.
El contrapunto es perder un excelente buque y la posibilidad de
tener dos plataformas de despliegue de aeronaves y disponer siempre de
esta vital capacidad aeronaval. Desde hace un par de años se intenta
venderlo o cederlo a cambio de que la nación receptora lo modernizase en
España, obviamente en alguno de los astilleros de Navantia, que es la
única que tiene la posibilidad para hacerlo en nuestro país. Por esta razón, de nuevo la colaboración
entre la Armada y Navantia se ha puesto en marcha en un intento
conjunto para enajenar el barco, que es propiedad de la Armada, fijando
la vista en el mercado asiático, que está en plena expansión de sus
presupuestos de defensa. Entre las naciones interesadas estaría
Indonesia que ha pedido información, también visitó recientemente el
buque en Ferrol el agregado naval de Filipinas en España. Recordemos que
esta nación insular está en pleno proceso de potenciación de sus
modestas Fuerzas Armadas, contemplando como primer objetivo adquirir dos
fragatas de segunda mano.
Buque anfibio “Hernán Cortes”
Cuando
la Armada decide que un navío ya no le es útil, tras un minucioso
estudio de repercusiones operativas que debe ser validado por el JEMAD
(Jefe de Estado Mayor de la Defensa), se inicia un proceso denominado
fase previa a la inmovilización, en la que se prepara y elabora la
documentación básica para la baja nos comenta el capitán de navío
Martínez. Durante este periodo, aunque no suele navegar, sigue siendo
una unidad activa dependiente del almirante de la Flota y manteniendo su
dotación completa. Posteriormente, con la inmovilización
del buque, se pasa a la fase de desarme, en la que queda con una
dotación reducida, en torno a un tercio de la normal, continuando los
trabajos de catalogación, clasificación y desembarco de material y
equipos, a la espera de la fecha de baja en la Lista Oficial de Buques
de la Armada. Así se procede a retirar todos los elementos útiles, que
van desde el más simple mobiliario a complejos sistemas del CIC,
comunicaciones o radares, pasando por bombas de achique y sistemas
contraincendios. Igualmente, se retiran manuales y documentación, tanto
del navío como del armamento.
Patrullero “Izaro”, uno de los “tacañones”, en el Arsenal de La Carraca muy poco después de su baja acaecida en diciembre de 2010
Obviamente, todos los sistemas y equipos
útiles se retiran para ser incorporados a la cadena logística de la
Armada o se desmilitarizan, en el caso de ser declarados inútiles o de
no ser posible o rentable. En algunos navíos, como los patrulleros, es
relativamente sencillo el proceso de retirada de los elementos
reutilizables, pero en otros, como el “Príncipe de Asturias”, es muy
complejo, dado que alberga miles de elementos, nos cuenta de nuevo el
capitán de navío Manuel Ángel Martínez Núñez. Durante este periodo, el
navío pasa a depender del jefe del Arsenal donde se decide realizar esa
fase, que no tiene por qué coincidir con su puerto base. Posteriormente se produce la baja, que
se sustancia en un frío expediente y en una emotiva ceremonia en la que
la dotación baja del navío tras arriar su bandera, a la que se suelen
acudir los antiguos comandantes de éste. El ceremonial acaba con el
depósito de la bandera de combate en alguno de los museos navales, para
conservar el espíritu de cada uno de los navíos que han servido en
nuestra centenaria Armada.
El dado de baja es responsabilidad del jefe
del Arsenal y las tareas realizadas por el personal asignado a éste.
Durante esta última etapa se produce una fase de distribución, antes de
pasar al periodo de valoración y, en su caso, de enajenación, ya sea
para venderlo a un tercer país o desguazarlo. Para llevar a cabo la enajenación
definitiva, el navío puede pasar a depender de una oficina, encuadrada
en la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), encargada de la
comercialización de todos los excedentes o material surplus de las
Fuerzas Armadas españolas, o bien, si es inútil, se puede enajenar
entero o por partes mediante las correspondientes juntas de la Armada.
En todo caso, se efectúa respetando siempre los pliegos de condiciones
que obligan a cumplir un riguroso control para que, al realizar el
desguace, se cumpla la exigente normativa medio ambiental española y
europea.
No
se debe de olvidar que los navíos pueden llevar en su interior algunos
elementos altamente nocivos para el medio ambiente e incluso para la
salud, como son los aceites pesados, mercurio, amianto u otros, que
deben de ser tratados con la máxima profesionalidad. Recordemos el
calvario que sufrió en 2006 la Marine Nationale gala cuando intentó
llevar remolcado al antiguo portaaviones Clemenceau a la India para su
desguace, lo que motivó una fuerte campaña en contra y determinó que el
navío tuviera que volver a Francia. Finalmente, tras pasar dos años
atracado en el puerto militar galo de Brest, y tras firmar un contrato
con una empresa británica especializada, fue desguazado entre 2009 y
2010.
El parque de navíos dados de baja
Actualmente el portaaviones Príncipe de Asturias es el principal de los navíos en proceso de baja que se encuentra en Ferrol. Pero no es el único que está amarrado en los muelles del Arsenal y en la cercana Estación Naval de La Graña, ya retirados del servicio.
Actualmente el portaaviones Príncipe de Asturias es el principal de los navíos en proceso de baja que se encuentra en Ferrol. Pero no es el único que está amarrado en los muelles del Arsenal y en la cercana Estación Naval de La Graña, ya retirados del servicio.
Si sumamos a los que esperan
también destino en los arsenales de La Carraca (Cádiz) y Cartagena
(Murcia), las esloras de los buques en proceso o dados de baja suman ya
algo más de kilómetro y medio. La acumulación de navíos en espera de su
desguace no es un fenómeno único de España, ya que el cumplimento de
las estipulaciones medio ambientales alarga los tiempos de espera,
debido a los elevados costes y dificultades para encontrar empresas que
los desguacen cumpliendo la legislación. En la Bretaña francesa se puede
ver, por ejemplo, un cementerio de navíos de la Marine Nationale, muy
cerca de la Escuela Naval de Poulmic. Igualmente, en las bases navales
de la Royal Navy británica de Portsmouth o la de la US Navy de Norfolk
(Virginia) hay muchos barcos dados de baja a la espera de su destino. Volviendo a nuestro país, la suerte de
los navíos dados de baja será generalmente el desguace y sólo de mejorar
las condiciones económicas algunos pasarán a ser museos flotantes en
algunas capitales costeras de España que así lo han solicitado.
Dentro
del Arsenal de Ferrol, y más exactamente en los muelles cedidos a
Navantia, están amarradas 2 fragatas de la Clase F-70 o Baleares. La
construcción de una serie de 5 de éstas en su día en Ferrol fue básica
para la modernización de la Armada y, sobre todo, para la construcción
naval española. Tras más de 30 años de fieles servicios a la Armada
fueron dadas de baja durante la primera década de este siglo. En aquel
momento su propulsión principal, basada en calderas de vapor, estaba ya
desfasada y no se encontró ningún comprador. Resaltamos que, además, en
esos momentos la US Navy estaba cediendo sus fragatas de la Clase
Oliver H. Perry, mucho más modernas y que disponían de pista para
helicópteros, instalación que no llevaron nunca las F-70 españolas. En el muelle del Arsenal de Ferrol está
la Asturias, que sirvió en la Armada entre el 2 de diciembre de 1975 y
el 30 de junio de 2009. El 29 de enero del mismo año se constituyó una
asociación cultural en el Principado de ese nombre con la intención de
convertir la fragata en museo. La idea es ubicarla en Gijón, pero la
crisis ha aplazado este proyecto, y es que los costes del amarre,
habilitación del navío para convertirlo para ese fin y de mantenimiento
no los puede asumir una asociación y las administraciones públicas por
la crisis no tienen fondos para destinar a estos interesantes proyectos.
El petrolero de flota “Marques de la Ensenada” fue dado de baja el 31 de enero del pasado año
Junto
a ésta está abarloada la Extremadura, que sirvió entre el 10 de
noviembre de 1976 y el 15 de septiembre de 2006. En noviembre de aquel
año la Armada y el MD confirmaron la cesión de este navío para hacer un
museo flotante en Santander. A finales de la anterior década hubiera
sido un buen momento, pero entonces las más altas instancias del
Gobierno de Cantabria estaban controladas por los socialistas que, a
pesar de las promesas previas, torpedearon el proyecto. La posterior
llegada de la nueva Administración autonómica, que hubiera desbloqueado
el proyecto, se produjo ya en plena crisis económica.
Quedaría recordar que otras 2 de su
clase, la Cataluña y la Baleares, fueron hundidas durante sendos
ejercicios aeronavales Sinkex, que se desarrollaron en aguas cercanas a
Canarias en 2007 y 2008, lo que constituyó un digno final para estos
excelentes navíos de escolta. Ya en la Estación Naval de La Graña nos
encontramos con la quinta de estas fragatas, la F-71 Baleares, primera
de su Clase. Este navío sirvió en la Armada entre el 24 de septiembre de
1973 y el 30 de marzo de 2005. Tras su baja, el Ayuntamiento de Calviá
(Mallorca) propuso hacer un parque temático para buceadores,
hundiéndolo, pero el entonces MD se negó en cuanto los ecologistas
cuestionaron mínimamente la idea.
Patrulleros y otros barcos
Reseñamos que en el Arsenal de Ferrol están también, abarloados a las referidas Baleares, 3 patrulleros de la Clase Anaga que causaron baja en la Armada el mismo día, el 11 de junio de 2010. Antaño realizaban la vigilancia de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) atlántica y aguas próximas a la costa en el Mediterráneo, dado que en éstas últimas, hasta la declaración del Consejo de Ministros del pasado día 5 de abril, no tenía España ZEE asignada. En este caso la baja se adelantó a causa de la crisis, dejando nuestra ZEE sin el concurso de estos sencillos pero eficaces y baratos medios de patrulla naval. Así podemos ver en Ferrol 3 de los 10 patrulleros de esta Clase, el Marola, Mouro y el Bergantín, entregados entre 1981 y 1982 y cariñosamente llamados los tacañones, debido a los recortes de equipo que sufrieron durante su construcción. El último navío dado de baja que espera destino en aguas de la Ría de Ferrol es el patrullero Chilreu, retirado el 29 de junio de 2012, tras 20 años de servicio en la Armada. El otro gran depósito de barcos está sito en el Arsenal de La Carraca, en la gaditana localidad de San Fernando.
Reseñamos que en el Arsenal de Ferrol están también, abarloados a las referidas Baleares, 3 patrulleros de la Clase Anaga que causaron baja en la Armada el mismo día, el 11 de junio de 2010. Antaño realizaban la vigilancia de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) atlántica y aguas próximas a la costa en el Mediterráneo, dado que en éstas últimas, hasta la declaración del Consejo de Ministros del pasado día 5 de abril, no tenía España ZEE asignada. En este caso la baja se adelantó a causa de la crisis, dejando nuestra ZEE sin el concurso de estos sencillos pero eficaces y baratos medios de patrulla naval. Así podemos ver en Ferrol 3 de los 10 patrulleros de esta Clase, el Marola, Mouro y el Bergantín, entregados entre 1981 y 1982 y cariñosamente llamados los tacañones, debido a los recortes de equipo que sufrieron durante su construcción. El último navío dado de baja que espera destino en aguas de la Ría de Ferrol es el patrullero Chilreu, retirado el 29 de junio de 2012, tras 20 años de servicio en la Armada. El otro gran depósito de barcos está sito en el Arsenal de La Carraca, en la gaditana localidad de San Fernando.
Aquí los dos buques más grandes son el anfibio Hernán Cortés,
que lleva dado de baja desde 2009, al que se ha unido su hermano de
serie, el Pizarro, en diciembre de 2012. Ambos se adquirieron de segunda
mano en Estados Unidos, previa autorización del Congreso de esa nación,
tras solicitarlo mediante un informe favorable de la Defense Security
Cooperation Agency (DSCA), una agencia perteneciente al Departamento de
Defensa. Este origen conlleva que, en caso de tener que venderse a un
tercero, es necesario un nuevo informe positivo de ese organismo y la
aprobación del Congreso, como ocurrió en los noventa con los aviones
AV-8A y TAV-8 Harrier para Tailandia. En la base de Cartagena espera destino
el submarino Siroco, tras su baja el 29 de junio de 2012. Se dice que se
intentó a vender a algún otro país, como Tailandia, pero todo pareció
un bluff de cierto periódico, ya que es muy improbable que una nación
sin submarinos adquiriese una unidad suelta. Igualmente, en este Arsenal
permanecen 2 de los 4 submarinos que componían la Clase S-60, de los
que el Tonina, de existir presupuesto por parte del Ayuntamiento de
Cartagena, sería convertido en museo, ya que la Armada lo cedió al
Consistorio en 2009.
Antiguo patrullero “Conejera” en un dique seco de la factoría de Navantia de San Fernando (Cádiz), donde se está modernizando para su nuevo dueño Mozambique, que lo utilizará con el nombre de “Pebane” P-001
El
primero de la serie, el S-61 Delfín, tras su baja en 2003, fue
trasladado a la cercana localidad de Torrevieja (Alicante), donde está
expuesto al público, siendo por número de visitantes el segundo museo
más visitado de la Comunidad Valenciana, sólo detrás de la Ciudad de las
Artes y las Ciencias de la capital. En la Base Naval de las Palmas de
Gran Canaria está el patrullero Grosa, de la mencionada Clase Anaga, que
se dio de baja en junio de 2012. De los 10 que la componían ya sólo
quedan en servicio el Tagomago, basado en Málaga; el Medas, en Puntales
(Cádiz); y el Tabarca, en la Escuela Naval Militar de Marín
(Pontevedra).
Cesiones
Los 4 patrulleros de la clase Conejera, dados de baja en 2010, han sufrido un destino bastante diferente. Así, mientras el Espalmador y el Alcanada están ya desguazados, en octubre de 2011 se anunció que el Conejera y el Dragonera iban a ser vendidos a un precio simbólico de 100 euros a Senegal y Mozambique, respectivamente. El Conejera fue transferido a su Armada el 21 de febrero de 2012 en un acto celebrado en el Arsenal de Cartagena y sin ser modernizado se incorporó a su Marine Nationale. El Dragonera se cedió en abril de 2012 a la mozambiqueña, que lo renombró Pebane (P-001). Antes de su entrega, el Gobierno de Mozambique firmó, el 20 de noviembre del pasado año, un contrato por el que Navantia lo modernizaría en su planta de San Fernando. Adicionalmente, también se contrató que una empresa dependiente del Ministerio de Defensa, Isdefe, gestionará la colaboración de la Armada con Navantia para el adiestramiento de las dotaciones de Mozambique que operarán el buque, principalmente en misiones de vigilancia costera.
Los 4 patrulleros de la clase Conejera, dados de baja en 2010, han sufrido un destino bastante diferente. Así, mientras el Espalmador y el Alcanada están ya desguazados, en octubre de 2011 se anunció que el Conejera y el Dragonera iban a ser vendidos a un precio simbólico de 100 euros a Senegal y Mozambique, respectivamente. El Conejera fue transferido a su Armada el 21 de febrero de 2012 en un acto celebrado en el Arsenal de Cartagena y sin ser modernizado se incorporó a su Marine Nationale. El Dragonera se cedió en abril de 2012 a la mozambiqueña, que lo renombró Pebane (P-001). Antes de su entrega, el Gobierno de Mozambique firmó, el 20 de noviembre del pasado año, un contrato por el que Navantia lo modernizaría en su planta de San Fernando. Adicionalmente, también se contrató que una empresa dependiente del Ministerio de Defensa, Isdefe, gestionará la colaboración de la Armada con Navantia para el adiestramiento de las dotaciones de Mozambique que operarán el buque, principalmente en misiones de vigilancia costera.
Estos trabajos están generando 50.000
horas de trabajo a lo largo de 5 meses y finalizarán con la salida del
patrullero y su tripulación del puerto gaditano camino de su base,
llevando en su popa la original bandera, en la que figura un fusil de
asalto AK-47. El nuevo Ejecutivo español decidió dar
un impulso a las ventas de material de defensa, ya fuese nuevo o de
segunda mano, propiedad del MD, a fin de fomentar la actividad del
importante sector de la industria española. Uno de los problemas que
había es que el Gobierno no podía enajenar directamente sistemas de
defensa, con lo que tampoco podía supervisar, asegurar, penalizar los
retrasos, etc., y, sobre todo, dar la importante garantía de Estado, que
sí ofrecían otros países, bajo el paraguas de acuerdos de gobierno a
gobierno. Así, el pasado año vio la luz una nueva
legislación es este campo, con el equívoco nombre de Ley 12/2012, de 26
de diciembre, de medidas urgentes de liberalización del comercio y de
determinados servicios, que en su Título II aclara que se trata de un
nuevo mecanismo de apoyo a la exportación que se añade a los ya
existentes en el ordenamiento jurídico español. El mecanismo aprobado
pretende desarrollar las capacidades del MD en el campo de gestión de
programas de material de defensa con destino a la exportación.
Patrullero “Chilreu”, recientemente dado de baja. Su nombre se toma de un islote
La
inexistencia hasta este momento de cauces para una participación más
activa del MD en la gestión de programas destinados a la exportación ha
supuesto una desventaja competitiva para nuestra base industrial y
tecnológica, la cual se ha visto obligada a competir en el mercado
internacional en desigualdad de condiciones contra ofertas procedentes
de bases industriales extranjeras que gozaban de un respaldo mucho más
proactivo y eficaz ofrecido por sus gobiernos de origen. La Ley potenciará la capacidad del MD
para fomentar las ventas del material de Defensa, entre los que estarían
también los navíos dados de baja por la Armada, que pueden tener una
segunda vida en manos de otras marinas militares. Aunque lo más
importante es que en lo referente a éstos y su venta simbólica, es que
estas entregas se deben de condicionar a la modernización de las
unidades en astilleros españoles, tan faltos de carga de trabajo
últimamente.
Fuente: http://www.defensa.com/
Cuando mi hermano trabajaba para el Navy Shipyard en virginia siempre estaban modernizando buques para España y otros paises, se les entregaba a España navíos modernizados segun sus espesificaciones. España nunca va a carecer de navíos. La oferta y el crédito es tan grande que no tiene que preocuparse.
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