El ciberespacio podría convertirse en un campo de batalla entre Rusia y EE UU si no se toman medidas de confianza mutua
Rusia se preocupa por el uso de las nuevas tecnologías con
fines de confrontación y desestabilización, mientras que EE UU teme por su uso
con fines criminales, terroristas o militares. En 2010 EE UU reconocía oficialmente el ciberespacio como un
campo de batalla, en potencia, equiparable a los tradicionales tierra, mar o
aire. En 2011 fue el primer país en desarrollar una estrategia estatal en el
ciberespacio, que autorizaba a Washington a reaccionar a los sabotajes
informáticos con cualquier medio disponible, incluidas las armas nucleares. Los
estadounidenses han creado también una estructura militarizada para repeler
ataques virtuales: la
Cibercomandancia de los EE UU (UsCyberCommand). A finales de
2011 el Congreso dio el visto bueno y el dinero para desarrollar
cibertecnologías de ofensiva militar. Además, el pasado otoño se anunció que la comandancia de las
Fuerzas Armadas norteamericanas planeaba comprar una serie de programas
maliciosos capaces de alterar o destruir redes informáticas y centros de
control de enemigos potenciales.
En Moscú se toman con cautela esta nueva actividad de
Washington, y considera que una de las
principales causas de la carrera militar en el ciberespacio que se extiende por
todo el mundo. Una serie de estados han
empezado a crear subdivisiones especiales de informática en sus fuerzas armadas
(China, India, Israel, Gran Bretaña, Irán o Estonia, entre otros). Hasta el momento, el potencial de defensa y ataque de Rusia
en el este ámbito es inferior al de EE UU, aunque recientemente Moscú está
conquistando este terreno. A finales de diciembre de 2011 el Ministerio de Defensa
presentó un documento llamado "Puntos de vista conceptuales de la
actividad de las Fuerzas Armadas de la Federación rusa en el ciberespacio", en el
que este espacio también se asocia con potenciales escenarios para acciones
militares. En marzo de 2012 el gobierno ruso declaró oficialmente su
propósito de crear una cibercomandancia análoga a la norteamericana. En enero
de 2012 Vladímir Putin ordenó al Servicio Federal de Seguridad (FSB) el
desarrollo de un sistema estatal de pronóstico y prevención de ataques
informáticos, transfiriendo a este departamento nuevos poderes en la lucha
contra el crimen en el ciberespacio.
Los departamentos que más atención prestan a la seguridad
internacional de la información son el Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia y
el Ministerio de Asuntos Exteriores, en donde en marzo de 2012 apareció un
nuevo cargo: coordinador especial en cuestiones de utilización política de las
tecnologías de la información y la comunicación, con rango de embajador en
misión especial. Una de sus tareas principales será promover iniciativas
sobre la redacción en la ONU
de unas normas internacionales de uso de internet. Además, Rusia pretende consolidar el
principio de no injerencia en el ciberespacio. Los Estados Unidos y sus aliados en la OTAN, sin embargo, rechazan
estas iniciativas rusas, ya que ven en ellas un intento por parte de los más
débiles de limitar las posibilidades de los más fuertes. En el proceso de discusión de este tema se han formado dos
grupos de estados en serio desacuerdo sobre el futuro de la red mundial. Por un
lado se encuentran EE UU y sus aliados en la OTAN. En el otro bando
figuran Rusia, China, Kazajistán, Bielorrusia, Armenia, Tayikistán, Irán y
otros estados. Algunos expertos ya han bautizado este conflicto virtual
entre Oriente y Occidente como la "guerra fría 2.0".
Existen pocas probabilidades de que se dé un acercamiento
entre estas dos posiciones próximamente para redactar un acuerdo internacional
exhaustivo. Sin esperanzas de convencer a la otra parte, Moscú y Washington
intentan aunque sea evitar lo peor. El hecho es que es extremadamente complicado rastrear la
fuente de uno de estos ataques, y en la mayoría de los casos es del todo
imposible. Teniendo en cuenta que tanto Washington como Moscú se reservan el
derecho de reaccionar a los incidentes cibernéticos del mismo modo que a las
agresiones tradicionales, esta situación podría llevar a una catástrofe. Para
que esto no suceda, ambas partes intentan acordar unas medidas de confianza:
intercambio de información, creación de líneas telefónicas especiales en caso
de ciberataques masivos, etc. Dadas las circunstancias del actual empeoramiento en las
relaciones ruso-estadounidenses, la seguridad informática parece ser la única
vía en la que todavía es posible avanzar. Aunque si no se logra llegar a un
acuerdo próximamente, el ciberespacio podría dejar de ser un ambiente de unión
y una potencial superficie para la cooperación entre Rusia y EE UU para
convertirse en un campo de batalla.
Fuente: http://rusiahoy.com/
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