Las carencias actuales en la formación de los oficiales de Estado Mayor del Ejército
La
formación actual de los Oficiales de Estado Mayor del Ejército de
Tierra, llevada a cabo fundamentalmente en la Escuela Superior de las
Fuerzas Armadas (ESFAS), no es suficiente para satisfacer todas las
misiones específicas que tienen que desempeñar.La
necesidad renovada del Estado Mayor, las nuevas misiones y la formación
actual constituyen hitos del análisis para una posible solución.
Necesidad del Estado Mayor
La
necesidad del Estado Mayor es básica en el Ejército de Tierra; es el
motor de su acción coordinada, instrumento fundamental del planeamiento
de las actividades y operaciones militares y base para la conducción y
ejecución de las mismas. Es un órgano auxiliar del jefe con el que tiene
que estar identificado, debe presentarle con lealtad todas las opciones
posibles, acatar sus decisiones y desarrollarlas siempre, aunque estas
no estén contempladas dentro de las alternativas del propio Estado
Mayor. No
se duda del importante papel que tiene el Estado Mayor en otros
componentes de las FAS, la Armada y el Ejército del Aire, pero no es tan
definitivo como el que juega en el Ejército de Tierra. En estos
ejércitos, más sencillos en cuanto a componentes y procedimientos,
juegan un papel definitivo los medios en los que se sustentan, el barco y
el avión, y sus cuerpos generales son en realidad lo que podía ser el
Estado Mayor, siendo sus estudios de formación una prolongación del
conocimientos en el ámbito de lo general y no de lo específico para
cumplir sus misiones.
El
Ejército de Tierra realiza sus cometidos sumando las acciones de sus
variados componentes, las diferentes formas de acción, las funciones de
combate, cuya coordinación oportuna produce en el espacio de batalla el
efecto necesario para que se alcancen los objetivos previstos y con ello
se cumpla la misión de la Gran Unidad. Es
en las grandes unidades del Ejército de Tierra donde los oficiales de
Estado Mayor ejercen sus funciones, fundamentalmente, para hacer
funcionar a estos conjuntos de varias armas y de Grandes Unidades;
actualmente en España solo la Gran Unidad Brigada está activada, existen
dos cuarteles generales con la potencialidad de ser elevados a nivel
división llegado el caso (Fuerzas Pesadas y Fuerzas Ligeras), se dispone
de un Cuartel General de Alta Disponibilidad de División y se participa
en cuarteles generales de carácter multinacional de nivel Cuerpo de
Ejército (EUROCUERPO); también existe un Cuartel General de la Fuerza
Terrestre que reúne al mando y al Estado Mayor de toda la fuerza del ET.
En el ámbito OTAN, España es sede del Cuartel General de Retamares
(Mando Componente Tierra de Mando Conjunto-LCC) y del Cuartel General de
Bétera (Cuartel General de Alta Disponibilidad-HRF) , donde participan
ampliamente oficiales de Estado Mayor del Ejército.A
diferencia del Estado Mayor de otros ejércitos, al de Tierra se le
necesita por sus conocimientos específicos de las grandes unidades
descritas, en especial en misiones de combate, donde existe una
verdadera acumulación de complejidades que solo un Estado Mayor avezado
puede conducir en la buena dirección. La
formación actual del oficial de Estado Mayor del Ejército de Tierra,
descansando fundamentalmente en la Escuela Superior de las Fuerzas
Armadas (ESFAS) como guía de su diplomatura, no es suficiente para
poseer los conocimientos necesarios para cumplir eficientemente los
cometidos específicos referidos anteriormente.
Las nuevas misiones
Es
evidente que algo ha tenido que ver en la formación del Estado Mayor lo
que ha venido a llamarse "las nuevas misiones de las Fuerzas Armadas",
basadas en las operaciones de apoyo a la paz y de acción humanitaria. El
conocido principio del antiguo y malhadado secretario general de las
Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld, de que "las operaciones de paz no son
estrictamente militares pero solo estos son capaces de realizarlas", ha
sido superado, no porque este comentario de la citada personalidad haya
dejado de ser cierto sino porque las Fuerzas Armadas de los países
participantes, después de tantas participaciones, se han volcado en este
tipo de operaciones y viven operativamente en simbiosis con ellas,
siendo, en esta época, el esfuerzo principal de las mismas; las
consecuencias en materia de doctrina, organización, procedimientos,
adiestramiento, y de formación, al fin y al cabo, no se han hecho
esperar adaptándose a esta actividad que absorbe los recursos
disponibles.
Ya
no es tan cierto que la preparación convencional de las Fuerzas Armadas
sea la causa de su validez en las operaciones de la ONU o, al menos, ya
no es una consecuencia directa, dado que es el remanente de aquella el
que todavía ejerce su acción, aunque esta preparación se está agotando,
víctima de la intervención de la acción política en la defensa, del
olvido de los fundamentos de la operatividad de las unidades y de la
instalación de la preparación en unos niveles superiores, al menos en la
formación de los oficiales de Estado Mayor. Se
han estado realizando las misiones internacionales en un entorno
doméstico muy reacio a llamar a las cosas por su nombre; el reconocer
que las FAS españolas se encontraban a menudo en una verdadera guerra ha
costado muchos esfuerzos políticos, cuando eran necesarios para otros
menesteres; todavía las acciones de los islamistas radicales contra
nuestras tropas son consideradas como actos de terrorismo y pesan sobre
ellas la legislación antiterrorista al respecto; este aspecto contrasta
con la consideración que de aquellas tienen nuestros aliados.
Poco
a poco las unidades, sumergidas en ese mar de las operaciones
"onusianas", han perdido el gusto por la táctica, ante la falta de
práctica y su sustitución por las acciones cívico-militares y la
resolución de los problemas de este carácter, complejos también a su
vez; solo se salvan aquellas operaciones en las que, por tener enfrente
un enemigo real, han precisado de los antiguos conocimientos que dan la
razón de ser al apelativo de unidades de combate. Con la excusa de
actuar dentro del marco conjunto, se ha sublimado lo operacional, cuando
solo existe ese nivel si realmente funciona lo específico, aunque este
componente sea una mínima unidad del Ejército de Tierra. El gusto por lo
conjunto del político actual sobrepasa lo deseable y es un concepto que
debe ser ponderado a sus justos términos y, en todo caso, no
confundiéndolo con lo común.La
consecuencia de todos estos factores ha sido establecer una preparación
muy instalada en lo conjunto y de nivel operacional cuando no en el
estratégico militar, cuestión que se considera adecuada siempre que los
niveles tácticos, Brigada y División, estuvieran perfectamente
contemplados en la formación.
La formación de los oficiales de Estado Mayor del Ejército de Tierra
Los
oficiales de Estado Mayor del Ejército precisan tener la mejor y más
completa formación en los ámbitos táctico y operacional, pero de forma
progresiva. El nivel de conocimientos del oficial salido de la Academia
le permite ver la situación táctica en una perspectiva de compañía de su
propia Arma. Cuando
se capacita para el empleo de comandante, periodo en que comienza a ser
un futuro candidato al Estado Mayor, consolida su visión y comienza a
introducirse en la problemática de la coordinación de las contribuciones
de otras armas en unos agrupamientos tácticos de nivel grupo táctico
(batallón de maniobra con aportes de varias armas) y agrupación táctica
(varios batallones de maniobra con componentes de otras armas), en el
curso que al efecto se hace, de pocos meses, para ese múltiple cometido.
(Curso CAPACET desarrollado por la Escuela de Guerra del ET con gran
éxito y aceptación).
Solo
una leve visión de la Brigada, Gran Unidad elemental de empleo en las
operaciones militares, de composición fija interarmas, es capaz de
introducirse en el citado y apretado curso CAPACET; no se produce un
estudio exhaustivo del empleo de todos los tipos de estas brigadas
(acorazada, mecanizada, paracaidista, legionaria, aeromóvil, etc.) en la
gran variedad de situaciones tácticas posibles, incluidas las misiones
de paz y acción humanitaria. Por tanto el futuro e hipotético candidato
al Estado Mayor del Ejército de Tierra no tiene un profundo conocimiento
de esta Gran Unidad, cuando es la base del ET actual, y nadie se la va a
dar con el presente sistema. Con
este bagaje de conocimientos se ingresa, en su caso, en la Escuela
Superior de las Fuerzas Armadas (ESFAS) de carácter conjunto donde se
imparte el Curso de Estado Mayor junto con los candidatos de la Armada y
del Ejército del Aire, de muy diversas procedencias. En él se estudia
la Gran Unidad Cuerpo de Ejército, el resto de componentes de las
Fuerzas Armadas, y toda la formación de nivel operacional que necesita
un oficial de Estado Mayor, dentro de una perspectiva conjunta; se le
muestra también una visión internacional de las relaciones políticas, un
amplio estudio de los principales conflictos y un panorama de las
principales estrategias dominantes en la Historia.
Finalmente, se
consolidan conceptos teóricos con una política de ejercicios conjunto
combinados donde se practican los procedimientos OTAN, y las
sensibilidades operativas de esta organización y de la UE. El
primer problema que se detecta en este salto hacia adelante de la
formación del futuro oficial de Estado Mayor es la dificultad de
integrarse en unos conceptos sin que se hayan consolidado, ni siquiera
desarrollado, los conceptos precedentes que forman parte de los que se
imparten en ESFAS; difícilmente se puede comprender así lo que significa
la Gran Unidad Cuerpo de Ejército, tanto en sí misma como en su más que
posible papel de Mando Componente Terrestre. La
integración de los candidatos del Ejército de Tierra se produce con
cierta dificultad, en un momento de su vida militar que difiere un tanto
de la de los marinos y de los oficiales del Ejército del Aire, siendo
estos más antiguos y, por lo tanto, más maduros; la consecuencia no se
hace esperar, tanto por este concepto como por el expresado
anteriormente, de tal forma que el diplomado de Estado Mayor del ET no
es el que este Ejército necesita o no se adapta a los cometidos que se
requieren.
Una posible solución
El
Ejército de Tierra debe mandar a sus candidatos a la ESFAS con la
formación de las grandes unidades brigada y división realizada con
antelación; dado que el diferencial de edad con sus compañeros de la
Armada y del Ejército del Aire existe, Tierra debe mandarlos más tarde,
con una edad similar. La
solución, por otra parte ya muy meditada, consistiría en la realización
de un curso de operaciones terrestres, en la Escuela de Guerra del ET,
que junto con otros cursos vendría a constituir el segundo tramo de la
formación de los oficiales del Ejército de Tierra; con ello se
enlazarían los conocimientos que poseen los oficiales al terminar su
CAPACET, con los de la ESFAS; finalmente, accediendo a esta Escuela
cuatro años después de su ascenso al empleo de Comandante, se paliaría
la segunda carencia.
Fuente: http://www.revistatenea.es/
"(Curso CAPACET desarrollado por la Escuela de Guerra del ET con gran éxito y aceptación)." Esto es lo que comenta el autor. ¿Se puede estar más lejos de la realidad?. ¿Por qué no se hace este curso en la Armada o en el Ejército del Aire?. Gran éxito y aceptació....en fin, así nos va.
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