Japón y EEUU se reúnen para analizar su disputa territorial con China.


El ministro de Exteriores japonés, Koichiro Gemba, y el subsecretario de Estado de EEUU, William Burns, se han reunido en Tokio para analizar, entre otros temas, la disputa diplomática que mantiene con China por el territorio de las islas Senkaku/Diaoyu. "Espero poder tener una discusión fructífera sobre la relación bilateral entre Japón y EE.UU., incluidas tanto las medidas de seguridad como la situación actual cada vez más grave en Asia Oriental", aseguró Gemba al inicio de su reunión con Burns, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.

Con esta reunión, Japón busca la comprensión de su aliado EEUU en el conflicto territorial con China sobre el pequeño archipiélago de islas, administradas por Tokio y cuya soberanía reclama Pekín. En este sentido, la reunión se produce después de que la compra de tres de las islas por parte de Japón en septiembre disparara el conflicto entre ambos países que, desde entonces, han mantenido la tensión. La enrarecida relación diplomática entre ambos gigantes asiáticos llevó incluso a China cancelar la asistencia de su ministro de Finanzas y del Gobernador del Banco Popular a la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) celebrada la semana pasada en Tokio. Burn, por su parte, se mostró satisfecho por poder tener la oportunidad de reafirmar la importantes relaciones con su socio japonés, aliado en materia de seguridad.

Al margen de Japón, la gira asiática del vicesecretario de Estado le llevará también a Corea del Sur, China, Birmania e India, antes de regresar a su país el próximo sábado. En sus conversaciones, se espera que tanto Gemba como Burns también analicen otros asuntos como las conversaciones sobre el programa nuclear de Corea del Norte y temas bilaterales como el inicio de las operaciones en su territorio de los polémicos aviones militares estadounidenses Osprey. Hasta doce aparatos de ese modelo de avión, capaz de despegar y aterrizar como un helicóptero y cuya seguridad había sido cuestionada después de que protagonizaron varios accidentes, se encuentran en la base estadounidense de Okinawa (sur de Japón). La presencia y operatividad de las aeronaves ha generado la protesta de la población civil, ante el temor de que el Osprey pueda protagonizar accidentes en Futenma, una base situada en plena ciudad y completamente rodeada de viviendas y edificios públicos.

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