Irán y el estrecho de Ormuz

 

Lo que Usted ve en esta foto es bastante inusual, dos súper-portaviones nucleares estadounidenses de clase Nimitz navegando lado a lado. Se trata de las naves USS Abraham Lincoln y USS John C. Stennis. Sólo hay 10 de ese tipo en la Armada de ese país. Van a reunirse con un tercero de la misma clase, el USS Carl Vinson, que ya los espera cerca del estrecho de Hormuz, fuera de las costas de Irán.

Se trata de una imagen espectacular, pero la verdad acarrea cierta inquietud acerca de la situación que se está desarrollando alrededor del estrecho por donde circula un tercio del crudo transportado de forma marítima en el mundo. La fuerza naval desplegada en esa zona es inmensa y habría que ser bastante iluso para creer en las versiones oficiales del gobierno de Estados Unidos que dicen que se trata de maniobras rutinarias.

Desde Noviembre que venimos escuchando fuertes rumores acerca de un inminente ataque militar al aparataje nuclear iraní por parte de Estados Unidos y sus aliados, aparte de una serie de señales que nos hacen pensar que ya se ha desatado una guerra en las sombras, o shadow wars, desde hace bastante tiempo: la captura de un drone espía estadounidense y el asesinato de un científico nuclear iraní son evidencia de ello.


Hace algunas semanas se hacía difícil creer que se llevaría a cabo una guerra abierta que involucrara ataques a gran escala, tal cosa no parecía conveniente para ninguna de las partes involucradas. Rusia, por ejemplo, había planteado que un ataque a Irán sería una "catástrofe" para la región que desataría una "reacción en cadena" y recomendó a las potencias mundiales una política de no-intervención en el Medio Oriente y África del Norte, consejo que parecía muy sensato.

Sin embargo, la situación se ha puesto caliente en los últimos días: La Unión Europea ha aprobado un bloqueo a las importaciones de crudo iraní, siendo que a fines del año pasado el vicepresidente de Irán había amenazado con cerrar el estrecho de Ormuz como represalia de producirse un embargo, aseveración que fue reafirmada por el ministro de defensa en los días siguientes.

El estrecho queda frente a las costas de Irán y separa el golfo de Omán del Golfo pérsico. En su punto más angosto tiene apenas 54 kilómetros, y es el único pasaje a mar abierto para los exportadores de crudo del golfo pérsico. La ruta de tráfico marítimo es aún más angosta: tiene 10 kilómetros de ancho y para reducir el riesgo de colisiones se ha instaurado un sistema de dos vías de aproximadamente 3.3 kilómetros en direcciones opuestas separadas por una franja de tamaño similar sin tráfico. En un día promedio, cerca de 14 buques-tanque transportan más de 17 millones de barriles de crudo por el estrecho, lo que representa el 35% del tráfico mundial.


Estados Unidos ha desplegado en el área una flotilla que incluye los 3 portaviones que ya mencionamos (con una capacidad total de 27 escuadrones de aviación embarcada), al menos 18 destructores (entre ellos el USS Momsen, USS Sterett y USS Halsey), tres cruceros-plataforma de misiles guiados, un portahelicópteros de asalto anfibio ("Makin Island") y una plataforma anfibia ("New Orleands"), además de buques de aprovisionamiento. Gran Bretaña ha enviado a la zona siete buques de guerra, entre ellos el destructor Daring, 4 dragaminas, varias fragatas Tipo 23 y buques de aprovisionamiento e hidrográfico.

De concretarse un ataque, ¿Cómo sería? Lo cierto es que una operación que involucre fuerzas terrestres por parte de Estados Unidos y sus aliados se ve altamente improbable, siendo más posible que se persiga una guerra de mínimo contacto directo. Si lo comparamos con Irak, Irán es un poderoso rival en tierra y sería extremadamente difícil derrotarlo en ese escenario. Eso sin considerar las consecuencias para la actual administración del efecto que produciría en la opinión pública la aparición en la prensa de nuevas bajas entre los soldados en vísperas de una elección. Por la misma razón, una posible ocupación del país, como ocurrió en Irak, parece casi imposible. Tal como hemos visto en otras ocasiones, el ataque vendría desde el aire, concentrándose en las instalaciones industriales y militares del enemigo.

Francia y Gran Bretaña ya realizaron una campaña de este tipo recientemente en Libia, con las consecuencias que todos conocemos, incluyendo también una serie de incómodos errores. Es indudable que Estados Unidos pretenderá dar cátedra al respecto y mostrará sus últimas tecnologías, especialmente las capacidades de sus aviones no tripulados y municiones inteligentes.

La experiencia que dejan operaciones del pasado, como Yugoslavia e Irak, hacen suponer que los objetivos primarios serían los sistemas de defensa anti-aérea, bases aéreas, bases de misiles balísticos y lanzaderas de misiles anti-navíos. Lo más probables es que Irán no se rinda luego de estos golpes iniciales y radicalice aún más su posición. De ser exitosa la primera oleada de ataques, Estados Unidos y sus aliados procederían a bombardear instalaciones industriales, especialmente las relacionadas con combustibles. Irán sufre de una carencia de refinerías, de hecho importa la mayoría de su gasolina desde los países vecinos, por lo que es posible que las pocas plantas que posee sean blanco de ataques bien al principio de esta segunda etapa, lo cual significaría un duro golpe para la población, que ya ha sufrido racionamientos debido a esta insuficiencia.

No nos olvidemos del supuesto objetivo central de la ofensiva –las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Irán – que probablemente serán dejadas para las etapas posteriores. Tal vez en esta fase veamos operando fuerzas terrestres, en forma de fuerzas especiales que llevarían a cabo tareas de reconocimiento y localización-marcación de objetivos, sabotaje o búsqueda y destrucción. La razón por la cual es plausible creer en el despliegue de fuerzas terrestres a esta altura de la ofensiva es la siguiente: los ataques aéreos difícilmente penetrarían lo suficiente como para afectar a las instalaciones subterráneas donde se cree Irán está enriqueciendo uranio.




Las municiones aire-tierra con capacidad de penetración más sofisticadas que posee Estados Unidos (de las que está enterado el público) son las GBU-57 Massive Ordnance Penetrator (MOP), que pesan más de 13 toneladas. Estas bestias, que van a bordo de bombarderos B-52 y el invisible B-2 pueden penetrar a una profundidad de 40 a 60 metros en suelo rocoso. Los expertos creen que instalaciones de enriquecimiento como la de Fordo se encuentran a 80 metros bajo la superficie, y la disposición de sus bóvedas y túneles se desconoce. Fuerzas terrestres podrían detectar y desactivar entradas y líneas de suministro de dichas instalaciones en caso de que destruirlas desde el aire no fuese posible.


Sin embargo, hay que entender que este rival no es como otros a los que se ha enfrentado Estados Unidos en los últimos años; aún con su aparataje industrial y líneas de suministros altamente afectadas, sus fuerzas están compuestas por hombres altamente entrenados y con moderno armamento, por lo que el desenlace de un enfrentamiento directo no es tan fácil de anticipar.

Además, hay que considerar que Irán se encuentra en una región altamente volátil, donde existen otras naciones cuya reacción cuesta preveer por el momento. Pero el análisis geo-político se escapa a los objetivos de este reporte de situación, que espero le haya ayudado a comprender mejor el escenario militar que se enmarca en esta crisis y sus posibilidades en el corto plazo. La siguiente es una representación gráfica del despliegue de fuerzas en el estrecho de Ormuz, cortesía del servicio de noticias ruso Ria Novosti.

Fuente: http://desarrolloydefensa.blogspot.com/

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