Estados Unidos declara a Centroamérica como zona libre de minas terrestres.

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Un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos declaró a Centroamérica como una región libre de minas terrestres.Según el reporte anual To Walk the Earth in Safety (Caminar seguro en La Tierra), dado a conocer por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, América Central es la primera zona en el mundo libre de este tipo de armamento. De acuerdo con el comunicado oficial, miles de minas terrestres y municiones sin explotar siguen enterradas en antiguas zonas de conflicto en todo el mundo, por lo cual esas tierras son inseguras e inutilizables y causan 4.000 víctimas humanas todos los años. A pesar de lo preocupante que es esta cifra, Estados Unidos y las organizaciones con las que se ha asociado han podido reducir significativamente los riesgos, y Clinton, aparte de  anunciar que Centroamérica se ha convertido en la primera región del mundo completamente libre de explosivos enterrados, también confirmó que otros lugares han alcanzado progresos significativos en reducir los riesgos para la población civil. 
 
La región centroamericana dejó vestigios de estas armas tras conflictos armados internos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, al menos desde mediados de la década de 1960 hasta inicios de los 90.

Clinton dijo que la tasa anual de 4.000 víctimas “sigue siendo una cifra inaceptablemente alta”, pero señaló que en la última década “hemos contribuido a reducir el número mundial de víctimas de las minas terrestres en unas 15.000 o 20.000” personas por año.
“América Central, por ejemplo, se convirtió en la primera región afectada en lograr la condición de no impacto por las minas, es decir, que todos los explosivos —y hago hincapié en que son todos los explosivos— se han eliminado de modo seguro de las zonas donde la gente vive su vida diaria”, aseguró.

Avances en Afganistán, Papúa y Nueva Guinea
Además, los programas comunitarios de desminado han ayudado a eliminar los artefactos en más de 80.000 metros cuadrados de terrenos ubicados en la provincia de Helmand (Afganistán). También, el personal del Departamento de Estado ha ayudado al pueblo de Papúa, Nueva Guinea, a “recuperar tierras para uso local removiendo las municiones peligrosas sin explotar de la Segunda Guerra Mundial”, agregó. Según el estudio anual sobre desminado mundial, solo en 2010, Estados Unidos invirtió 201 millones de dólares en asistencia para la destrucción de este tipo de armas, y otro tipo de armamento convencional, en 49 países.

En los últimos diez años, Estados Unidos “ha contribuido a destruir más de 1,4 millones de armas pequeñas y armas ligeras, eliminar más de 80.000 toneladas de municiones inestables o en exceso y sacar fuera de circulación más de 32.000 sistemas portátiles de defensa antiaérea”, comentó la secretaria Clinton. Indicó que su Gobierno “está orgulloso de ser el principal donante para las actividades humanitarias de desminado en todo el mundo”.

Además del envío de equipos y la financiación de actividades de remoción de municiones sin explotar, Estados Unidos también ha tratado de concienciar a la opinión público de los peligros que afrontan, y ha venido ayudando a los supervivientes y a sus familias con servicios de rehabilitación médica y formación profesional en países como Afganistán y Bosnia, agregó. Por su parte, el secretario de Estado Adjunto para Asuntos Políticos y Militares, Andrew Shapiro, expresó que la ayuda de Estados Unidos es vital para apoyar a las naciones que se recuperan de las guerras a mejorar su estabilidad y prosperidad.

Explicó que a pesar de su relativo éxito, los riesgos que representan las “miles y miles” de minas terrestres no detectadas y las armas convencionales mal aseguradas “seguirán siendo una de las principales preocupaciones humanitarias en el futuro previsible”. Este armamento representa una gran amenaza para las poblaciones de los alrededores y hace que la tierra circundante no se pueda utilizar, manifestó Shapiro.

“Para los millones de niños que crecen en países que se recuperan de un conflicto, la infancia dista mucho de ser despreocupada. Incluso un simple partido de fútbol entraña un riesgo grave de lesión, o incluso la muerte, si el campo de juego contiene peligros ocultos, como minas terrestres enterradas o municiones sin estallar”, añadió.

Fuente: http://www.infodefensa.com

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