Un dirigible para misiones de inteligencia, preparado para realizar su primer vuelo.


El programa para obtener un sistema de vigilancia aérea no tripulada continua durante largos períodos de tiempo, hasta tres semanas, mediante el Long Endurance Multi-Intelligence Vehicle (LEMV) está cumpliendo los hitos de su desarrollo.

En junio de 2010 el Ejército estadounidense contrató con Northrop Grumman el desarrollo de tres LEMV, dirigibles híbridos, que deberían ser diseñados, desarrollados y probados, incluyendo los sistemas de vigilancia, en un período de 18 meses tras la firma del contrato, luego enviados al campo de batalla para evaluación y utilización por las unidades.

El programa se está desarrollando de acuerdo con las previsiones, habiendo superado en febrero la fase de revisión crítica de diseño; en abril se terminó la estructura de fibra de carbono y en mayo se recibieron para realizar pruebas los motores Centurion alemanes del dirigible. En junio se inflaron parcialmente las tres bolsas que ayudarán a izar el dirigible, que realizará su primer vuelo a finales del verano y que Northrop Grumman podría entregar al Ejército a finales de año, que declarará que ha alcanzado su capacidad operativa inicial lo antes posible. Habrían transcurrido, desde la aprobación del contrato hasta el vuelo del LEMV sólo 18 meses.

El LEMV es el dirigible más grande construido en los últimos cincuenta añas, de 91 m de longitud y que llevará una carga de 1.100 kg hasta una altura de 9.150 m, durante tres semanas. Entre sus características destacan la eficiencia energética, con un consumo 10 veces menor que el de otros sistemas comparables; menor personal para su funcionamiento continuo de 24 horas al día y con capacidad para apoyar a 18 vehículos; velocidad de vigilancia de 55 km/h y máxima de 150 km/h; autonomía con una carga de 6.800 kg entre2.700 a 4.400 km.

Es capaz de realizar misiones de vigilancia continua, protección de fuerzas, operaciones antidroga, vigilancia de tropas, puede despegar verticalmente o con un breve recorrido desde pistas poco preparadas y tiene una gran estabilidad, para las que estará equipado con radar, sistema de inteligencia de señales, cuatro sensores electroóptica e infrarrojos de alta definición y tres antenas de relé de comunicaciones. Y, en caso de que sus pruebas tengan éxito, un LEMV podría sustituir a 25 UAV de altitud media.

El LEMV no es el único dirigible que está desarrollando el Pentágono. En marzo de 2011, la Fuerza Aérea lanzó el programa Blue Devil Block 2, con un contrato de 86 millones de dólares para una empresa nueva, MAV6, dirigida por el anterior director de ISR de la Fuerza Aérea, que tendría una permanencia en vuelo de tres a cinco días, bastante menor que la del LEMV del Ejército.

Asimismo, Lockheed-Martin obtuvo en 2009 un concurso de DARPA, de 400 millones de dólares para construir un prototipo de un dirigible de reconocimiento que pudiese permanecer volando durante años.

Además, hay otros sistemas de "vehículos más ligeros que el aire", que combinan gran permanencia y bajos costes de funcionamiento, como el sistema RAID de Raytheon, que despliega globos cautivos cerca de las bases militares para protección de las fuerzas y el sistema de detección continua de amenazas, PTDS, con aerostatos de Lockheed-Martin y del que el Ejército estadounidense tiene 37 desplegados en Afganistán y ha adquirido otros 29.
El desarrollo de los dirigibles ha sido posible, por un lado, por las necesidades de los mandos militares de mantener vigilancia continua de grandes áreas, no sólo durante horas, sino días o más tiempo, si fuese necesario; y, por otro, porque su desarrollo y costes de funcionamiento no causarán problemas a los cada vez menores presupuestos de defensa.

Además, las nuevas tecnologías y materiales están facilitando su desarrollo. En el caso de los híbridos como el LEMV se combinan tres sistemas para su sustentación: la del gas, helio, que permite su elevación; el impulso aerodinámico de su forma, que los materiales compuestos permiten que sean diseños; y el impulso proporcionado por cuatro motores diesel. Con ello se soluciona también el problema del equilibrio entre la sustentación y el aterrizaje: un dirigible convencional debe tener más sustentación que carga útil para volar; pero si tiene demasiada sustentación se dificulta el aterrizaje.

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