Política de defensa y presupuesto militar.

 Al ser casi nula la inversión en equipamiento, Argentina ha quedado rezagada respecto a Brasil, Chile, Colombia, Venezuela e incluso Perú en materia de capacidad militar

El aumento del 6% del presupuesto militar argentino que informa el SIPRI con sede en Estocolmo hay que ponerlo en un contexto más amplio. Con dicho incremento es el área del sector público que menos aumentó sus recursos. El gasto público argentino viene aumentando fuertemente en forma constante en los últimos ocho años y defensa ha sido la que menos ha crecido. Que el incremento se haya concentrado en personal (salarios y retiros) es una tendencia desde los años ochenta, que combina salarios bajos en el contexto del sector público con menor porcentaje de gasto para funcionamiento y casi nulo para reequipamiento. Esto se da porque el gasto militar viene bajando en forma constante desde entonces. Puesto en el contesto sudamericano, dicho aumento es uno de los más bajos.

Al ser casi nula la inversión en equipamiento, Argentina ha quedado rezagada respecto a Brasil, Chile, Colombia, Venezuela e incluso Perú en materia de capacidad militar. Pero el problema es también que la disminución del gasto en funcionamiento afecta el mantenimiento de los sistemas de armas, muchos de los cuales quedan por esta causa fuera de servicio.

En cuanto a la modernización, la más importante realizada por las Fuerzas Armadas desde el reestablecimiento de la democracia en 1983 ha sido la sustitución del servicio militar obligatorio por la tropa voluntaria. Es una tendencia global que con algunas demoras está llegando a los demás países de la región. Brasil, Chile y Colombia en realidad están teniendo un sistema mixto. Cada vez tienen más soldados profesionales, pero manteniendo por ahora el servicio militar obligatorio. Para avanzar en la modernización del sistema militar, pienso que el primer paso debería ser el cumplimiento de la llamada ley de Reestructuración Militar, sancionada por unanimidad de ambas cámaras del Congreso en 1998. Esta ley nunca fue aplicada y tampoco reglamentada y da un buen marco para avanzar en la modernización del sistema militar argentino. Incluso dicha norma contempla asignar una cifra fija durante cinco años -que es baja- sólo para reequipamiento, que permite planificar en el mediano plazo qué se compra.

En cuanto al empleo eventual del poder militar, la doctrina europea habla de riesgos en lugar de hipótesis de conflicto. Es un concepto más amplio y es un término que políticamente suena mejor. La realidad es que hoy es muy difícil la planificación militar clásica de acuerdo a la cual, según el tipo de guerra que se elige, se realiza la organización militar. En el mundo del siglo XXI las guerras no se eligen: suelen precipitarse y se vienen encima. A comienzos de los años noventa las Fuerzas Armadas de los EE.UU se prepararon para la guerra de este siglo, que se suponía iba a ser computarizada y por control remoto y sucedió todo lo contrario. En Irak y Afganistán terminaron en una guerra en la cual el clásico infante fue la base de ella. La versatilidad y la flexibilidad es la clave. Por ejemplo Brasil, con sentido práctico, ha asumido una doctrina por la cual el entrenamiento para actuar en las fuerzas de paz de Haití es el que permite actuar en las favelas en apoyo de las operaciones contra los carteles de la droga. En realidad, las fuerzas brasileñas hacen en Haití el mismo tipo de operaciones que están realizando ahora en las favelas de Río, en apoyo y cooperación de las fuerzas de seguridad. La Argentina es el noveno país del mundo por el valor de sus recursos naturales y su control y explotación es el origen de la mayoría de las guerras de hoy. El petróleo estuvo en Irak y está hoy en el conflicto libio. El petróleo también ha jugado un rol importante en la escisión del Sudán del Sur, formalizada el pasado 9 de julio. La reciente intervención militar francesa en Costa de Marfil ha tenido que ver con que el país es el mayor productor de cacao del mundo. El conflicto que se ha desatado entre China y Vietnam, con demostración de medios militares, tiene relación con la explotación de petróleo en el Mar del Sur de China. En el caso de Afganistán, el trasfondo del conflicto es el control de la producción de petróleo y el tráfico de drogas.

En cuanto al aumento de los postulantes a ingresar a las Fuerzas Armadas, puede ser en términos reales algo menor de lo informado. Por ejemplo, en el caso del Ejército, al tomarse el examen de ingreso para el Colegio Militar en las principales ciudades del interior, y no sólo en la de Buenos Aires, ello aumentó el número de postulantes. En el caso de la Escuela Naval, antes presentarse a examen requería el pago de un arancel y ahora es gratuito y dados los estratos sociales donde hoy se realiza el reclutamiento esto también aumentó los postulantes. De cualquier manera, pareciera registrarse cierto aumento y no aparece una hipótesis clara del porqué. En ciencias sociales, cuando no aparece una hipótesis explicativa clara es mejor no forzarla.

En el marco regional, las Fuerzas Armadas argentinas están hoy en desventaja para una guerra convencional tanto con Chile como con Brasil. Pero este escenario es hoy muy poco probable.

Respecto al narcotráfico, la primera operación militar comienza el 20 de julio, cuando en la frontera norte se despliegan del Ejército 700 hombres en una operación para dar seguridad a la frontera más relevante en materia de narcotráfico, en momentos que la Gendarmería es utilizada para combatir el delito en las grandes ciudades. La realidad es que se está desarrollando una política muy desordenada. La Gendarmería y la Prefectura tienen como misión custodiar la frontera y son usadas contra la delincuencia. A su vez sustituyen a la Policía Federal, que tienen varios miles de hombres en sus delegaciones del interior del país que podrían ser redesplegados en la Ciudad de Buenos Aires. Las Fuerzas Armadas no tienen como misión las operaciones contra el narcotráfico pero son usadas para cubrir el vacío que deja el empleo de la Gendarmería y la Prefectura fuera de sus fines propios.

En cuanto a la capacidad de combate, como dijera uno de los jefes de estado mayor del kirchnerismo hace algún tiempo, las Fuerzas Armadas argentinas que en otros tiempos tenían munición y combustible para dos días y hasta tres de combate, hoy lo tienen para sólo algunas horas. Se puede decir que esto no es relevante porque no hay posibilidad de entrar en guerra. Pero la falta de capacidad operativa es tal que sobre los 10 aviones Hércules C130 de transporte de la Fuerza Aérea, que son la única capacidad relevante de transporte aéreo del estado argentino y que son los utilizados para cualquier emergencia social o climática, están volando sólo 2. Si esto es lo que sucede con la aviación de transporte, puede conjeturarse que los medios de combate por lo menos enfrentan una situación similar. El alquiler de medios logísticos rusos para la campaña Antártica -además del accidente del rompehielos- evidencia también una limitación importante en los medios de transporte.

Quizás la Armada tenga material promedio más moderno respecto a los demás países de la región que el Ejército y la Fuerza Aérea. En cuanto al funcionamiento y la operatividad, si bien no pueden compararse horas de navegación con horas de vuelo ni con ejercicios terrestres, es posible que la Armada tenga en capacidad operativa mayor porcentaje de medios de combate que las otras dos fuerzas. Es decir que es mayor el porcentaje de buques con capacidad operativa que el de aviones de combate o el de blindados (siempre hablando de material con capacidad ofensiva).

Para finalizar, y volviendo al marco regional, respecto a Chile y Brasil la capacidad militar Argentina -la cantidad de medios y la posibilidad de usarlos- es claramente menor. Argentina sólo en el rubro de ciencia y tecnología para la defensa podría mantener cierta ventaja relativa. Esa es el área de la política de defensa argentina donde se pueden mostrar algunos logros y por esta razón fue el punto central del discurso de la Presidente en la comida anual de camaradería de las Fuerzas Armadas. En materia nuclear y de vectores -que se utilizan para desarrollar misiles-, la Argentina tiene el primer lugar, aunque Brasil acaba de cerrar el ciclo de producción de uranio para la propulsión de su submarino nuclear. El problema de este tipo de tecnología es que en los hechos no puede buscarse con fines bélicos, pero la reactivación de CITEFA y varios de sus proyectos que estaban postergados o suspendidos es quizás el logró más importante en la política de defensa del kirchnerismo. La cuestión es que si bien se trata de un rubro importante, llega directamente a un porcentaje muy bajo del total del personal militar.

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