Los cañones ZU-23-2, dotarán a varios grupos de Artillería de Defensa Antiaérea, que serán asignados a las distintas brigadas del Ejército. Estas unidades tendrán carácter mixto (cañones-misiles), ya que también dispondrán de lanzamisiles portátiles antiaéreos Igla-S, también de origen ruso.
El ZU-23 fue desarrollado a finales de la década de los años 50 y entró en servicio con el extinto Ejército soviético en 1960. Es un cañón antiaéreo bitubo (dos bocas) de corto alcance remolcado, aunque se puede instalar sobre una plataforma móvil (camión táctico o vehículo blindado). Emplea munición de 23 mm y tiene un alcance efectivo de 2.500 m.
El modelo adquirido por Venezuela, corresponde a la versión modernizada ZU-23 / ZOM-1-4 de operación eléctrica, el cual incorpora un computador de tiro y sistemas de miras actualizados como telémetro láser y cámaras de TV e infrarroja.
Las primeras 18 piezas llegaron al país el pasado 11 de mayo, por el puerto de Puerto Cabello.
Cabe señalar, que desde el retiro, hace varios años, de los cañones Bofors M1 de 40/L60 mm, que datan de la Segunda Guerra Mundial, el Ejército venezolano no contaba con este tipo de armas en su inventario. En consecuencia, su defensa antiaérea, a baja cota, era responsabilidad exclusiva de los sistemas misilísticos portátiles suecos Saab-Bofors RBS-70, complementados en fechas recientes por los Igla-S.
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