Las ambiciones navales de Rusia en el alero.


El acuerdo con Francia para la compra de dos portahelicópteros de la clase Mistral y la construcción de otros dos en astilleros rusos fue sellado a principios de año, pero las negociaciones sobre las condiciones del contrato se han atascado.

 Las sempiternas ambiciones navales de Rusia están de nuevo en el alero. El acuerdo con Francia para la compra de dos portahelicópteros de la clase Mistral y la construcción de otros dos en astilleros rusos fue sellado a principios de año, pero las negociaciones sobre las condiciones del contrato se han atascado. ¿El problema? Moscú quiere que París le transfiera toda la tecnología y que también le ceda la licencia para su producción. Como es natural, los franceses, presionados por Estados Unidos y otros miembros de la OTAN, se niegan. Este retraso es un inconveniente para el Kremlin que esperaba contar con el primero de los portahelicópteros para mediados de esta década. La Armada rusa no tiene tiempo que perder, ya que, por ejemplo, China acaba de anunciar que botará su primer portaaviones en 2012.

La suerte de la modernización de la Armada rusa depende en gran medida de este contrato, ya que Rusia ha decidido modificar la estrategia de la Unión Soviética de poner todo el énfasis en los submarinos atómicos. La ausencia de buques de asalto durante la guerra en Georgia obligó al Ejército ruso a realizar un costoso sobreesfuerzo. Esa cruenta guerra de cinco días fue más una contienda del siglo XX que del XXI. Por ello, Rusia, a imagen y semejanza de China, quiere que los franceses le permitan acceder al know-how con el fin de construir sus propios portahelicópteros en el futuro.

El viceprimer ministro ruso, Serguéi Ivanov, antiguo titular de Defensa, intentó quitar hierro esta semana a las discrepancias con Francia, pero reconoció que las negociaciones podrían prolongarse durante años. Rusia ha solicitado a Francia que le entregue los buques con sus sistemas tácticos SENIT-9 y que le ceda también sus licencias de producción. París accedió a la primera petición, pero no a la segunda. Además, los franceses se niegan en redondo a equipar los Mistral con los sistemas de mando SIC-21 del portaaviones galo Charles de Gaulle.

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